Resumen:
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¿Cómo es posible iniciar y mantener relaciones estrechas con personas que nunca tuvimos físicamente cerca? ¿podemos conocer realmente al otro a través de esta mediación? ¿Qué rol cumplen los artefactos tecnológicos con los ...[+]
¿Cómo es posible iniciar y mantener relaciones estrechas con personas que nunca tuvimos físicamente cerca? ¿podemos conocer realmente al otro a través de esta mediación? ¿Qué rol cumplen los artefactos tecnológicos con los que nos comunicamos? ¿y los objetos inmateriales que intercambiamos? ¿intervienen estos objetos en las relaciones más allá de la voluntad de sus remitentes? ¿pueden considerarse como un actor más en ellas? ¿qué les ocurre en su tránsito? ¿les quedan huellas de estas mediaciones? Además, ¿podemos pensar estos intercambios como transacciones?
Las nuevas tecnologías de información y comunicación han penetrado de tal modo en las sociedades contemporáneas que teléfonos móviles y ordenadores personales -entre otros dispositivos- suelen convertirse en una especie de prótesis de sus dueños, una prótesis social, laboral y afectiva. A través de ellos se producen e intercambian textos, imágenes, videos y demás informaciones con otros sujetos. La utilización -producción, manipulación, circulación y consumo- de ciertos objetos inmateriales dentro de las redes sociales digitales plantea con especial énfasis cuestiones que hasta hace unas décadas no mostraban la misma relevancia: una reformulación de la relación entre sujeto y objeto, además de la reorganización económica que ello supone.
A estos objetos proponemos llamarlos objetos "transactores": objetos mediadores a través de los cuales ocurren actos comunicativos, y de los que, por cierto, no salen ilesos. Cargan con una movilidad intrínseca, son objetos-en-tránsito, "objetos de cambio" en un doble sentido, ya que son parte de una transacción -según el uso económico del término- pero también sufren y provocan cambios. Su incompletud ontológica produce inestabilidad y, por tanto, movimiento. Un objeto incompleto, sujetado, es también un objeto inquieto. Usamos aquí el término transactor para nombrar a aquellos objetos que poseen, potencial o transitoriamente, la cualidad de transportar, modificar y transmitir con cierta autonomía e imprevisión una o más acciones de las que son parte y que constituyen su ontología cambiante.
A lo largo de esta investigación hacemos un rastreo histórico de ciertos cambios en la relación del hombre con el trabajo y la economía, a fin de contextualizar la situación de los objetos digitales a principios del siglo XXI. También hacemos hincapié en los modos de leer esos cambios desde el arte contemporáneo, a través de prácticas vinculadas a la transacción, a la proposición de nuevos modelos económicos y a la puesta a prueba de instancias colectivas de gestión económica. También realizamos una experiencia de tipo grupal, el "Ágora Nómada", que giró en torno a la producción e intercambio de objetos inmateriales como única herramienta de construcción afectiva y social entre los participantes.
Por último realizamos un cruce entre algunas prácticas realizadas en la web y los enfoques teóricos analizados, desde autores como Michel Foucault, Bruno Latour, Mieke Bal, Karin Knorr Cetina y Sherry Turkle. Un ir y venir entre la práctica y la teoría desde el rol del participante ha sido el método principal de trabajo, una experiencia de seguimiento, de inmersión y de reflexión como sujetos actores e implicados en una red inmaterial de intercambio de afectos, labores y socialidad. La consideración de estos objetos como "transactores" invita a repensar la distribución de roles entre los actores de la práctica artística.
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