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Molinos

 

El molino hidráulico

 

Descripción del proceso

 

Preparar el grano

Después de la trilla, tarea  que se hacía en la era, el trigo llegaba al molino con muchas impurezas y elementos extraños, tozos de paja, granos partidos, piedras más o menos grandes, tierra,...

La preparación del grano comienza con su limpieza. En la criba o limpia,   situada en la primera planta, se separan las impurezas grandes y las  pequeñas de los granos de trigo; el polvo que se produce en el proceso es absorbido por una corriente de aire generada por el ventilador  de la máquina.

La tarea más delicada consistía en controlar la humedad del grano. Si la humedad es muy alta se forma una masa pegajosa que dificulta el deslizamiento de la harina entre las muelas, por el contrario, si el grano está seco se obtienen unas partículas de la cáscara muy pequeñas y es muy difícil separarlas de la harina. Para humedecer el grano se pone a remojo en una pileta  y para secarlo se extiende al sol.

 

Encaminar el agua

El caudal de agua que llega al molino está determinado por el régimen de lluvias y por la normativa de la fuente de Quart. El otro factor importante que  limita su energía hidráulica disponible es el desnivel entre el punto de entrada del agua y el punto de salida o de retorno a la  acequia. El nivel del agua, en la acequia de entrada al molino, la acequia mayor, lo fija el derramador, es la pequeña cascada situada, justo, en la entrada de la acequia mayor al molino.

El papel más importante del derramador es repartir el desnivel total de la acequia entre todos los molinos enclavados en la misma, ya que todos tienen, a la entrada del agua, un derramador.

En el punto en que la acequia de entrada atraviesa la pared del molino, se coloca una reja para evitar la entrada de objetos de gran tamaño que pudiesen obstaculizar la circulación del agua.

Cuando se abre la compuerta para que el agua entre en el molino, discurre por la balsa, se precipita en el cilindro, llega al saetín y es detenida por la paleta; se llena el saetín, el cilindro y la balsa y  sube el nivel en la acequia;  la que sobra se elimina por el derramador.

Con la vara de alivio se separan las muelas, levantamos la paleta con la llave del saetín,  sale el agua que incide con fuerza en los alabes y provoca el giro del rodete, el eje transmite el movimiento a la muela volandera y empieza a girar.

Se ajusta la velocidad de giro de la muela (dos vueltas por segundo), la separación entre las muelas y ya podemos soltar el grano.
El agua deja el rodete, atraviesa el cárcavo, se amansa, atraviesa un paso subterráneo y se va en busca de la acequia honda que la llevará hasta el sistar de Benifairó,  donde iniciará otra etapa de su camino.

 

Moler

El grano, con la humedad adecuada, se vierte en la tolva de donde cae por gravedad sobre la canaleta. El roce de la carraca con la muela volandera, cuando ésta está en movimiento, transmite una vibración a la canaleta que provoca la caída del grano sobre la muela fija a través del ojo de la muela volandera.

La cantidad de grano que cae de la canaleta depende de su inclinación que podemos regular accionando el trinquete, instalado en el frontal de la tolva y sobre la misma canaleta.

Con su arte y saber hacer, el molinero, debe conseguir la humedad óptima en el grano, la separación justa entre las dos muelas y la velocidad idónea en la muela volandera para obtener una harina de calidad. La distancia entre las muelas se ajusta con la vara de alivio y las vueltas por segundo de la volandera con la llave del saetín.

Poco a poco va cayendo el grano sobre la muela fija a través del ojo de la volandera y al girar sobre la muela fija trituran el grano a la vez que desplazan la molienda hacia el exterior y, cuando llega al borde, cae al suelo. Para que no se esparza por todo el molino, las muelas se cubren con el tambor que tiene una abertura a ras del suelo, la boquilla o piquera, por el que la harina se deposita en la harinera.

 

Maquilar

La maquila es la parte de grano que se queda el molinero por el trabajo de moler. La norma era maquilar en grano, antes de molerlo. La maquila es un pago en especies.

Por lo general  los molineros no compraban trigo ni vendían harina, pero algunas veces, a los labradores que no tenían trigo, si  les cedían parte de la harina que obtenían del grano de la maquila.

Era normal que en todos los molinos se quedaran con la misma fracción. La maquila en los molinos harineros rondaba el 8%

 

 

Las muelas

Son dos grandes piedras circulares que constituyen la esencia de un  molino harinero. En cada salto hay dos muelas, la inferior o bajera está anclada al suelo sobre la que da vueltas la muela superior o volandera. La fricción entre las dos muelas convierte en harina los granos de cereal.

Las dos caras de fricción tienen una serie de surcos, estrías o regatas, necesarias para una buena molienda; sirven también para facilitar la entrada del grano en las piedras y la salida de la harina. El uso frecuente desgasta las muelas por lo que necesitan un mantenimiento regular, “el picado”, operación que consiste en quitar la harina que queda pegada en las estrías y restaurar su rugosidad utilizando herramientas manuales, martillos de punta  para picar las estrías y regatas, martillos de corte para los bordes y la bujarda, martillo con las caras encubiertas de picos, para rebajar y picar los “pechos” en las muelas catalanas.

Para proceder al picado de las muelas, primero había que levantar la volandera con una palanca, el barrón, calzándola poco a poco hasta introducir un rodillo de madera en  cada lado, los curros, y uno en el centro, la curra; sobre los tres rodillos ya se puede mover la muela, se desplaza hacia la harinera  y se la deja caer con mucho cuidado a la vez que se le da la vuelta.
 
Otra condición para su buen funcionamiento es que estén bien niveladas; si las muelas entrasen en contacto en algún punto, el roce entre ellas provocaría un aumento de la temperatura y se correría el riesgo de requemar la harina, incluso podrían saltar chipas con el consiguiente peligro de incendios

Pedernal, granito (berroqueñas) y arenisca son las rocas utilizadas preferentemente para fabricar las piedras de moler, más tarde también se empleaban rocas artificiales. Para evitar su rotura se les colocaba uno o dos cinturones de hierro, el ceño, zuño o zunchos.

Su forma es cilíndrica, de 130 a 150 ctms. de diámetro, un grosor entre 15 y 30 ctms. y pesan unos 500-600 kilos, si son nuevas. Su velocidad de trabajo es de 2 vueltas por segundo, equivalente a 120 revoluciones por minuto.

 

 

Molino de la fuente

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

Molino de Quart

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

Molino del Arap

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

Molino de Arriba

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

Molino de Caña

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

Molino de Arroz

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Autor: César Ferri Ramírez

 

 

 

 

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