LA CIUDAD DE LA EDIFICACIÓN ABIERTA. VALENCIA, 1946-1988. Javier Pérez Igualada. En este trabajo se estudian las áreas residenciales de edificación abierta en la ciudad de Valencia. Llamaremos edificación abierta, en sentido general, a aquella cuya disposición de volúmenes permite el contacto directo con el medio exterior de amplios paramentos de la misma. El periodo estudiado es el comprendido entre el Plan General de Valencia y su Cintura de 1946 y el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia de 1988, periodo que tiene dos hitos intermedios que son el Plan Sur de 1958 y el Plan General adaptado a la Solución Sur de 1966. Las unidades residenciales, llamadas usualmente "polígonos" en España, son conjuntos integrados por viviendas y equipamientos, desarrollados a partir de un proyecto unitario que engloba tanto la urbanización como la edificación. Los polígonos, de promoción pública por lo general, son la forma de crecimiento característica de la ciudad moderna: frente a la construcción casa por casa de la ciudad tradicional, implican un crecimiento de la ciudad por paquetes residenciales completos, por partes (unidades vecinales o barrios), de acuerdo con una hipótesis de integración escalonada de unidades urbanas (casa-barrio-ciudad). El grueso del crecimiento de la periferia de Valencia no se produce principalmente mediante la creación de polígonos, sino mediante el tradicional casa por casa, a partir de unos planes parciales que, pese a su parecido formal con los de los polígonos, debido al recurso a la edificación abierta como base del diseño, son en realidad meros planos de alineaciones y volúmenes. Todo ello, al final, significa que en Valencia, en el periodo objeto del presente trabajo, aunque aparecen los tipos edificatorios de la ciudad moderna (más o menos desvirtuados), no se consigue realizar una gestión del crecimiento por adición de nuevos sectores urbanos completos y, por ello, resulta imposible controlar las condiciones de la transformación urbana. Las áreas residenciales de edificación abierta de Valencia, pese a su morfología, tienen más puntos en común con los ensanches tradicionales que con los polígonos, debido a su localización, que es de continuidad con respecto a los demás tejidos urbanos de Valencia, debido a su alta densidad y compacidad, resultado de la escasa previsión de reservas de suelo para equipamientos y, debido, por último, a su carácter mixto, no monofuncional, como consecuencia de la alta proporción de manzanas mixtas, formadas por bloques lineales situados sobre zócalos comerciales.