RESUMEN (ESPAÑOL) La fotografía es un elemento definitorio de la semiosfera. Su desarrollo técnico y la democratización de sus usos no han cesado de modificarse en el transcurso del tiempo y, a partir de la década de 1990, el campo fotográfico ha presentado un cambio radical debido a la introducción de los procesos digitales. El fenómeno fotográfico ha sido estudiado a lo largo de su historia desde una gran variedad de enfoques. El presente trabajo se centra en las aportaciones teóricas que consideran la fotografía como un lenguaje; el desarrollo de estas se da a partir de la década de 1960 de la mano de diversas aproximaciones que pueden ser englobadas bajo el rubro abarcador de crítica postestructuralista. La creciente heteronomía del campo fotográfico acentúa la necesidad de sistematizar los elementos que dan sustento a la capacidad de lectura de imágenes. La primera hipótesis específica de este trabajo propone que es a través del estudio de los procedimientos de codificación propios del medio que podemos desentrañar la especificidad del signo fotográfico, propiciando un análisis tanto de tipo inmanente —que nos permita responder a la cuestión de cómo significa la fotografía— como un análisis pragmático que incorpore elementos contextuales. Dando continuidad al anterior planteamiento, la segunda hipótesis específica del trabajo se relaciona con ese cambio reciente al que hemos aludido y propone la interrogante de si la introducción de los procesos digitales ha derivado en la creación de un nuevo lenguaje fotográfico o si, por el contrario, su aportación está más vinculada al ámbito de los usos de la imagen. En su expresión más general, lo que este trabajo desentraña a partir de dicho cuestionamiento son las formas en que la digitalización de los procesos fotográficos han modificado, no solo los aspectos expresivos del lenguaje fotográfico, sino también los extrínsecos, esto es, el giro pragmático experimentado por el campo fotográfico en los últimos veinte años. Los cambios en la concepción de las actividades productora y receptora han sido tan profundos que ya no se sostienen los modelos lineales de comunicación, suplantados hoy por los que proponen una inmersión en un espacio virtual que exige una labor permanente de recomposición. Derivado de lo anterior, este trabajo se divide en tres partes: Los capítulos 1 a 3 conforman propiamente el marco teórico, con énfasis en la semiótica como enfoque principal, aunque no único. La segunda parte, conformada por los capítulos 4 a 6, se dedica al análisis inmanente, centrado en el estudio de los procesos de codificación fotográfica. En la tercera parte —capítulos 7 y 8—, centrada en el estudio del acto fotográfico desde una perspectiva pragmática, se acomete la tarea de sistematizar los elementos contextuales que intervienen en el proceso de creación-recepción del mensaje fotográfico, con especial atención en la forma en que la digitalización de los procesos ha incidido en los flujos de trabajo, lo que ha acentuando el giro pragmático abarcador de los ámbitos de la producción, distribución y consumo de las fotografías. En relación a este asunto en particular, la manera de abordarlo es teniendo siempre en mente la pregunta por el hecho de si la digitalización ha traído consigo una modificación de la fotografía como lenguaje, lo cual es el asunto de fondo de la investigación. Si el giro pragmático en la teoría nos incumbe, ello se debe a que no es sino el reflejo de lo que actualmente se está viviendo en los hechos.