Espacios culturales y territorio. Propuesta de una metodología para fomentar la participación ciudadana: El caso de barrio del Carmen y el Museo de la Universidad de Murcia
Cultural spaces and territory. Proposal of a methodology to promote citizen participation: the case of the Carmen neighborhood and the Museum of the University of Murcia
Magdalena Castejón Ibáñez
Universidad de Murcia, España
Cristina Guirao Mirón
Universidad de Murcia, España
Recibido: 30/07/2018 Aceptado: 1/09/2018 Castejón Ibáñez, Magdalena; Guirao Mirón,Cristina, 2018. Espacios culturales y territorio. Propuesta de una metodología para fomentar la participación ciudadana: El caso de barrio del Carmen y el Museo de la Universidad de Murcia. Culturas. Revista de Gestión Cultural, 5(2), 1-19. doi https://doi.org/10.4995/cs.2018.10579 |
Resumen
El texto que se presenta tiene como objetivo plantear una propuesta metodológica para lograr crear un vínculo entre museos y territorio a partir de la participación ciudadana. Dicho método ha sido desarrollado y experimentado con éxito como parte de una investigación dentro del Programa de Doctorado en Educación de la Universidad de Murcia, en el contexto del Museo de Bellas Artes de Murcia y su entorno. Como conclusión a los resultados obtenidos se propone la adaptación de dicho método participativo a otro territorio de la ciudad: el barrio del Carmen y el Museo de la Universidad de Murcia, en el que se emplearán distintas técnicas de recogida de información como el cuestionario cuantitativo, la entrevista semiestructurada y el grupo de discusión.
Palabras clave: metodología; participación; museos; territorio; ciudadanía
Abstract
The purpose of the text presented is to propose a methodological proposal to create a link between museums and territory based on citizen participation. This method has been developed and successfully experimented as part of a research within the Doctoral Program in Education of the University of Murcia, in the context of the Museum of Fine Arts of Murcia and its surrounding environment. As a conclusion to the results obtained, the adaptation of this participatory method to another context of the city is proposed: the neighborhood of El Carmen and the Museum of the University of Murcia, where different information collection techniques will be used, such as the quantitative questionnaire, the semi-structured interview
Keywords: methodology; participation; museums; territory; citizenship
1. Introducción
El “capital social”, según Merino (2007), está conformado por las relaciones surgidas entre individuos, ya sea en la propia familia, en el barrio en el que desarrollamos nuestro día a día o en redes asociativas. De la interacción entre estas relaciones, surgen otro tipo de procesos tales como la reproducción o la movilidad, pero también es donde se gesta el desarrollo sociocultural de una determinada comunidad. Dentro de ese sistema, los espacios culturales tienen una responsabilidad que asumir como puntos de encuentro de la ciudadanía, donde fomentar la creación colectiva y comunitaria.
La sociocultura plantea en sus bases que los ciudadanos abandonen la posición pasiva que hasta ahora les ha definido para evolucionar hacia un perfil cocreador de su propia cultura (Pose 2006). Para que este proceso surja es preciso que los gestores promuevan estrategias que faciliten la reactivación del tejido social y para ello las políticas de gestión cultural deben ocuparse de generar puntos de conexión para que la comunidad se sienta interesada e identificada con los procesos participativos.
Este texto plantea una metodología de acercamiento entre espacios socioculturales y ciudadanía, a partir de la generación de estrategias participativas que acerquen a los vecinos de una comunidad a los puntos de encuentro con su cultura. Este método se ha desarrollado previamente con éxito en un contexto concreto: el Museo de Bellas Artes de Murcia y sus barrios aledaños: Santa Eulalia, Vistabella, La Fama, San Juan, San Lorenzo y La Paz, siendo parte de una investigación doctoral perteneciente al programa de Doctorado en Educación de la Universidad de Murcia. En dicho proyecto se han empleado diferentes técnicas de recogida de información (cuestionarios, entrevistas, grupos de discusión), en las que han participado responsables del museo, coordinadores de espacios socioculturales de los barrios y ciudadanos del entorno y cuyo objetivo ha sido plantear una propuesta metodológica para logar crear un vínculo entre museos y territorio. La estrategia empleada ha permitido conocer de mano de los implicados en la problemática, las cuestiones más relevantes a solucionar y las posibles acciones a desarrollar. La inclusión tanto de los técnicos del museo como de los agentes culturales del entorno así como de los vecinos de la zona, ha favorecido el encuentro entre las partes motivando así opciones de actuación colaborativas.
Tras las conclusiones obtenidas se deduce que dicha metodología puede aplicarse y adaptarse a otros contextos con el fin de conocer como estrechar vínculos entre ciudadanía y espacios culturales.
2. Los espacios culturales y la transformación social
Dentro del campo de la gestión cultural se ha tratado en muchas ocasiones de definir qué pautas deben tenerse en cuenta en el momento de configurar una propuesta (Figueroa 2018), ya que intervienen aspectos tan diversos como los económicos, políticos, sociales o etnográficos. De cómo sean tenidos en cuenta cada uno de estos condicionantes (y otros tantos otros), dependerá el éxito o fracaso de un proyecto. En los últimos tiempos existe un predominio por la potenciación de la participación de los ciudadanos en las prácticas culturales. Así, numerosos estudios basados en las teorías del desarrollo humano relacionan la participación cultural con los procesos de dinamización y desarrollo de una ciudadanía cultural, favoreciendo una presencia más activa en la vida pública y en los asuntos sociales (Autor 2, 2017). Pero como toda tendencia, es preciso llevarla a análisis y observar hasta qué punto es eficaz, cuáles son sus debilidades y que características hacen de esta perspectiva la idónea para la configuración de proyectos culturales.
En el campo específico de la museología, surge en los años setenta la Nueva Museología que instaba a una nueva perspectiva de actuación en la que la inclusión de la ciudadanía sea el objetivo prioritario (Moutinho 2012). Esta idea derivó en diversas líneas de acción que se podrían agrupar principalmente en dos tendencias: la democracia cultural y la democratización de la cultura, siendo esta última la apuesta inicial fomentada desde las instituciones culturales. La cultura se entendía así como un bien que debía estar al alcance de toda la sociedad y para ello museos y demás espacios se abrieron hacia estrategias que fomentaran el acceso de todos los ciudadanos a eventos, muestras expositivas y demás acciones concebidas desde las instituciones. Pero precisamente fue éste unos de los aspectos cuestionados: los ciudadanos actuaban como espectadores, atendiendo a una cultura que en muchas ocasiones no entendían. Los bienes culturales fueron considerados como objetos de consumo y ligados a tendencias económicas y turísticas, especialmente en los grandes museos y espacios para el arte. Hoy en día este tipo de actuaciones sigue vigente en gran cantidad de instituciones por lo que a pesar de derivar de la Nueva Museología, la concepción de estas estrategias estaría aún vinculadas a líneas de acción tradicionales inclinadas a seguir las tendencias de consumo de masas (Ruíz 2017).
Como alternativa a esta tendencia, surge la democracia cultural, una perspectiva asociada a las metodologías de la animación sociocultural en la que la participación de los ciudadanos en los procesos culturales es imprescindible. Aquí, los individuos son actores proactivos que persiguen emplear la cultura como un medio para la cohesión y el desarrollo sociocultural.
Dentro de esta línea y en el contexto concreto de los museos es donde surge la denominada Sociomuseología, también llamada Museología Social. Dicho término se estableció tras la publicación del primer número de los Cadernos de Sociomuseología (1993) de mano de Fernando Santos Neves, rector de la Universidade Lusófona de Humanidades e Tecnologías de Lisboa (Stoffel 2012). La Sociomuseología aparece entonces, como continuación a las intenciones que la Nueva Museología planteó en sus inicios, pero con una perspectiva que fomenta la implicación de los individuos en la creación, gestión y desarrollo de los proyectos culturales que se llevan a cabo en un museo.
La inclusión ciudadana se concibe entonces desde una perspectiva global que incluye el conocimiento de la realidad sociocultural donde se desea actuar. Es decir, el enfoque de las estrategias seguidas en el momento de programar una actuación cultural debe estar vinculado a la conclusión del estudio previo del medio donde se implantará la acción concreta (Martínez-Tena y Expósito García 2011).
En este sentido, existe una gran diferencia en cómo se llevan a cabo este tipo de estrategias dependiendo del tipo de institución cultural que se trate. Si bien los grandes museos suelen tener mayores recursos (económicos y humanos) para elaborar relevantes estudios para conocer a sus público y no públicos, la mayoría no crean líneas de actuación enfocadas a su contexto más cercano. Además, las investigaciones que se realizan habitualmente son de tipo cuantitativo y no se detienen a observar y analizar la experiencia del visitante ni las razones por las que ciertos colectivos ciudadanos no se aventuran a entrar en un museo. Afortunadamente, de forma lenta pero progresiva se están desarrollando determinados estudios que se adentran en este tipo de variables para conocer mejor la relación de las instituciones museísticas con la sociedad, como es el ejemplo del Laboratorio permanente de públicos de museos (Ministerio de Cultura y Deporte de España 2018).
En el caso de los museos más modestos, de tipo local o provincial, el problema suele residir precisamente en los escasos apoyos que se tienen para desarrollar análisis sobre los públicos visitantes o los no visitantes. Sin embargo cuentan con un gran potencial de actuación al tener un contacto más cercano con los diferentes colectivos ciudadanos. Si los museos de estas características saben aprovechar este aspecto pueden conseguir el efecto que sí suelen obtener los centros socioculturales de barrio, al lograr reunir de forma proactiva a los principales actores de la actividad cultural de un entorno concreto, siendo estos tanto gestores, consumidores como productores de la propia cultura (Palacios 2017).
3. Propuesta de una metodología adaptada a un contexto
3.1. Justificación de la propuesta
Tal y como se ha expuesto en el punto anterior, el objetivo de este texto es proponer una aplicación de la metodología desarrollada en el caso MUBAM/entorno dentro del contexto del barrio del Carmen, que tenga como fin una implicación mayor de todos los agentes socioculturales así como de los propios ciudadanos en los espacios culturales de la zona. En concreto, se propone una línea de actuación para promover la participación en el Museo de la Universidad de Murcia, situado en uno de los epicentros culturales del barrio, el Cuartel de Artillería. La elección del contexto sobre el que aplicar la metodología estudiada se justifica por encontrar similitudes con el caso anterior, aunque también importantes diferencias que sin embargo no impiden la adaptación de este método.
Entre otros factores, el barrio de El Carmen, cuenta con una gran diversidad cultural procedente de la inmigración y a su vez ciertas problemáticas sociales susceptibles de ser tenidas en cuenta. Por otro lado, en los últimos años han ido surgiendo diversas iniciativas ciudadanas para mejorar la vida en el barrio teniendo a la cultura como uno de los recursos más importantes para llevarlas a cabo, por lo que existe una predisposición positiva de los ciudadanos a participar en actuaciones que incentiven el desarrollo del entorno. A su vez, el Museo de la Universidad de Murcia, situado en una de las zonas más activas del barrio cuenta con unas instalaciones muy amplias para albergar gran cantidad de actividades pero no existe una conexión profunda ni con la comunidad universitaria ni con el propio barrio que lo acoge. Se observa por tanto que existe una necesidad de mejorar estas circunstancias y poder convertir al museo en un espacio vinculado con la ciudadanía.
Ante tales expectativas y posibilidades de actuación, se plantea la aplicación del modelo metodológico a este contexto concreto. Para ello y con el propósito de marcar las pautas a ejecutar en el desarrollo de la metodología se siguen los pasos marcados por el estudio previo, adaptándolos al nuevo caso. Así, primero se lleva a cabo un análisis previo del entorno a nivel sociodemográfico, con el fin de observar las principales características de la población existente. Por otro lado, se realiza una síntesis de la red que compone el tejido asociativo del lugar, haciendo hincapié en aquellas organizaciones que tienen un cometido social y/ o cultural en el barrio. Por último, se analizan los espacios socioculturales en los que llevan a cabo las principales actividades, teniendo en cuenta principalmente la labor del Museo de la Universidad, espacio con el que se plantea la aplicación de esta metodología.
3.2 Conociendo el territorio
3.2.1. El barrio del Carmen y su tejido sociocultural
El territorio seleccionado para aplicar esta propuesta metodológica es el barrio del Carmen, uno de los más tradicionales de la ciudad de Murcia. Nace como arrabal en la Edad Media y comienza a extenderse y consolidarse a partir del siglo XVII con el asentamiento de la orden de os carmelitas y capuchinos en la zona (Ayuntamiento de Murcia 2018). En la actualidad se encuentra enmarcado por el norte con el Río Segura, por el oeste con la Autovía A7 y hacia el sur con la estación de tren y las correspondientes vías ferroviarias.
Según datos de 2016, el Carmen cuenta con una población de 20.070 (Murcia en Cifras 2018), siendo el barrio con mayor densidad poblacional de la ciudad. De entre toda la población que alberga, un 19,3% son residentes extranjeros, lo que resulta muy relevante ya que el porcentaje total de este colectivo en el municipio de Murcia es de casi la mitad (10,98%). Sin embargo, la población extranjera ha descendido en el barrio en los últimos años en más de 1000 personas, lo que coincide con el descenso poblacional de la totalidad del entorno. La cuestión de la inmigración ha sido uno de los aspectos relevantes del barrio en los últimos años ya que a pesar de que la cohesión de culturas en general ha sido positiva existen ciertos colectivos en los que se percibe cierta resistencia (Gómez 2017).
Uno de los aspectos positivos de esta zona es la evolución de las cifras de paro en el barrio, descendiendo progresivamente desde 2012 hasta situarse recientemente en un 10,1% de la población. El mayor sector en el que se genera trabajo en este contexto es el de servicios, llegando a ser un 90,6% del total de la actividad económica del lugar. Por otro lado, la población mayor de 64 años es de un 16, 5%, similar a la media del resto de barrios de Murcia con un 17,8%.
El tejido sociocultural del barrio del Carmen es muy rico y variado, encontrando numerosas asociaciones cuya actividad gira en torno a la cultura, la inclusión social, el movimiento vecinal o la multiculturalidad, tales como:
Además, son numerosos los colectivos y asociaciones que tienen una fuerte presencia en la actividad del barrio como la Asociación Ayeklauwn, enfocada a acciones relacionadas con la educación, la inclusión y las artes escénicas o la Fundación Cepaim, que recientemente ha puesto en marcha el proyecto “Ficus. Transforma tu barrio”[1].
En cuanto a los espacios más relevantes donde se genera actividad sociocultural, encontramos por un lado los centros sociales municipales, tales como el Centro Cultural o el Centro de la Mujer, donde se realizan actividades de artes plásticas o literatura entre otras.
Fig.1 – Pabellón Dos, Cuartel de Artillería de Murcia. Fuente: Autor
Por otra parte, uno de los centros neurálgicos del barrio es el Cuartel de Artillería (Figura 1), ya que se compone de varios edificios que acogen una biblioteca, el Conservatorio de Música, el Centro Párraga de arte contemporáneo, Factoría Cultural, el CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo) y el Pabellón Dos, enfocado principalmente a actividades vinculadas a la creación artística, el teatro y las iniciativas sociales. La reestructuración en la última década de este complejo ha supuesto una renovación del tejido urbano del entorno dinamizando a su vez la actividad ciudadana (Gómez 2017).
Otra serie de iniciativas han apoyado este incipiente desarrollo de la zona como es el caso del proyecto ADN, promovido por el Ayuntamiento de Murcia (ADN Murcia 2018), cuyo objetivo es la reactivación de determinados barrios de la ciudad a través de la participación ciudadana como medio de recogida de información. Uno de los entornos escogidos para esta experiencia ha sido precisamente el barrio del Carmen y a través de distintas dinámicas los vecinos han podido expresar sus necesidades y propuestas a cerca de temas como la cultura, el deporte o la economía. Por otro lado, una iniciativa vinculada a la regeneración urbana del barrio que ha formado parte del programa de emprendimiento de Factoría Cultural Región de Murcia, ha sido galardonada por el “I Premio Ciudad, Creatividad, Cultura y Emprendimiento” del Ayuntamiento de Murcia: el estudio de Arquitectura La Mirateca ha creado el proyecto “Ziudad” (La Mirateca 2018), una herramienta digital participativa para que los propios vecinos detecten y expresen sus necesidades con respecto a la trama urbana del territorio.
Complementando la actividad sociocultural citada, en los términos geográficos del barrio se pueden encontrar instituciones museísticas de muy diferente tipología que permiten ofrecer una oferta completa para todo tipo de públicos:
- El Museo del Ferrocarril, situado en la zona de la estación ferroviaria de la ciudad, y gestionado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril
- El Museo de la Archicofradía de la Sangre, ubicado en la Iglesia del Carmen, que muestra importantes tallas escultóricas, así como vestuario u orfebrería vinculada a esta tradicional cofradía religiosa.
- El Museo de la Ciencia y el Agua, cuyo objetivo es divulgar la ciencia de una forma accesible, especialmente enfocado para visitas escolares y familias.
- El Museo de Los Molinos del Río, que aúna muestras del pasado etnográfico ligado al funcionamiento de los molinos con actividades más contemporáneas.
- El Museo de Moros y Cristianos, situado en el complejo del Cuartel de Artillería y que recorre la historia de una de las fiestas representativas de la ciudad.
- El Museo de la Universidad, también situado en la plaza del Cuartel de Artillería. Lugar de nuestra propuesta para activar la participación ciudadana (siguiente apartado).
Tras un análisis previo del entorno del barrio del Carmen se concluye que este barrio es propicio para generar una metodología de acercamiento entre ciudadanía y museo, debido a diversos factores que sintetizamos a continuación:
En base a estas premisas se analiza a continuación el museo en el que se aplicaría dicha propuesta con el fin de constatar la idoneidad del método al contexto concreto.
3.2.2. El Museo de la Universidad de Murcia como ejemplo de la evolución de los museos universitarios.
Los museos universitarios son una tipología concreta de instituciones que tienen su precursor en el Ashmolean Museum de la Universidad de Oxford (Reino Unido), nacido en 1683, a los que siguieron otros relevantes como Fitzwilliam Museum de la Universidad de Cambridge (1816) o el más reciente MUAC de la Universidad Nacional Autónoma de México (2008).
Los museos de este tipo deben su nombre a la titularidad bajo la que están gestionados, independientemente de cómo esté configuradas sus colecciones o como se organice su actividad. Debido precisamente a su particularidad cuentan con un comité propio en el ICOM, el UMAC (Comité Internacional de Colecciones y Museos Universitarios del ICOM), (Alfageme y Marín 2006). Los museos universitarios a lo largo de su historia han tenido el doble propósito de, por un lado, convertirse en espacios complementarios para la labor docente, y por otro ser testigo de los cambios que acontecía la institución universitaria y convertirse a su vez en un reflejo de su poder y prestigio. Habitualmente eran configurados a modo de gabinetes de curiosidades y no contaban con un diseño museográfico muy estudiado.
Tal y como ocurrió en el resto de museos, a mitad del siglo XX se comenzó a cuestionar la labor de las instituciones museísticas universitarias, teniendo presente la importante imagen que desde las entidades docentes se debía transmitir. El museo universitario tenía que convertirse en un espacio referente de los nuevos cambios sociales, culturales y educativos y por consiguiente, tanto su formato expositivo como su metodología de difusión deberían ir modificándose progresivamente, ya que se solía tratar de instituciones casi desconocidas incluso por la comunidad universitaria (Alfageme y Marín 2006).
En España no es hasta la primera década del Siglo XXI cuando comienzan a realizarse investigaciones y publicarse artículos sobre la situación de esta tipología de museos. Destaca en 2008 la Revista de Museología, dedicada enteramente al museo universitario, donde entre diversos textos como el de Hernández (2008) sobre los nuevos retos a los que debe hacer frente un museo universitario, se publica también la Declaración de Salamanca sobre el Patrimonio Histórico-Cultural de las universidades españolas (2008), en la que se insta a una reconfiguración necesaria de estas entidades. Además, estrechamente vinculado a la función de los museos universitarios surge el concepto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU), a partir de diferentes estudios e investigaciones (Barañano 2011; Ruíz-Corbella y Bautista-Cerro 2016) que reclaman la implicación y compromiso social que la institución universitaria debe acometer en su función como divulgadora y difusora cultural.
El Museo de la Universidad de Murcia es un claro ejemplo de esta clase de instituciones que precisan de una revisión de sus bases estratégicas. Las instalaciones del Museo de la Universidad de Murcia (MUM) (Figura 2), ocupan el Pabellón nº 4 del citado Cuartel de Artillería, edificio renovado e inaugurado en el año 2003 y gestionado por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Administración Electrónica (Universidad de Murcia 2018). El objetivo que persigue esta institución es la conservación y difusión de la colección de bienes muebles de la Universidad de Murcia, entre la que destacan objetos relacionados con la historia de la docencia y la investigación de dicha universidad.
Fig. 2 - Museo de la Universidad de Murcia, Cuartel de Artillería. Fuente: Autor
Actualmente el MUM cuenta con un total de 192 colecciones con aproximadamente 4.000 piezas (García; Butler; Castillo, 2008). El espacio se divide en cuatro salas, distribuyéndose de la siguiente forma:
En las salas de exposiciones temporales se suceden muestras tanto de artes plásticas como de arqueología o incluso cine. Entre las actividades de difusión que lleva a cabo, son habituales los ciclos de conferencias o los cursos enfocados a públicos especializados. También colabora habitualmente con el Aula de Artes Plásticas y Audiovisuales de la Universidad de Murcia, siendo la sede de varias exposiciones. El principal público que asiste al espacio es el escolar, tanto de primaria como de enseñanzas medias.
Haciendo un breve repaso por las actividades de los últimos años de la institución museística se percibe que en general se rige por las pautas de la museología tradicional, enfocando sus acciones a la preservación de las colecciones existentes y a la difusión de las mismas, por un lado, a un público escolar, y por otro, al sector especialista de la cultura. No obstante, se denota una tendencia hacia nuevas líneas de acción en torno a la inclusión de otros colectivos, el acercamiento al barrio donde se encuentra inserto o la colaboración en proyectos de calado social. Tal es el ejemplo de la exposición “155 años de Ferrocarril en el barrio de El Carmen”, celebrada en julio de 2017 y asociada a la importancia de la estación ferroviaria en el entramado del entorno, así como la muestra colectiva “Historias naturales. Ciudadanía y jardín en el barrio de El Carmen” también celebrada en similares fechas, o la colaboración en el proyecto “Reset Mar Menor: Laboratorios de imaginarios para un paisaje en crisis” que coordinan las profesoras de la Universidad de Murcia Virginia Villaplana y Clara Boj, y que trata de reflexionar sobre la situación medioambiental y socioeconómica de la laguna del Mar Menor, situada en litoral murciano.
En definitiva, la elección de este museo como contexto sobre el que aplicar la metodología desarrollada se justifica por los siguientes aspectos:
Por tanto, a continuación se plantean las pautas básicas sobre las que se comenzaría a gestar una estrategia que permitiera que el museo fuera más permeable a las inquietudes del barrio y se convirtiera así en un agente imprescindible dentro del desarrollo sociocultural del entorno.
3.3. Aplicación de técnicas participativa.
Una vez realizado el análisis previo, se plantean las técnicas de recogida de datos a emplear junto con los objetivos a conseguir con las mismas.
Llevado a la práctica, tras definir las técnicas a emplear, se procedería a establecer contacto con el entramado sociocultural del entorno, haciendo hincapié en los señalados en el apartado anterior (asociaciones, colectivos, centros culturales, etc.) e investigando sobre otros espacios de interés que fueran surgiendo a través del efecto bola de nieve (surgidos de la mano de los primeros contactos). Una vez comprobados los participantes dispuestos a colaborar se seguiría el procedimiento de recogida de información dividido en distintas fases.
Siguiendo el modelo establecido, en primer lugar se emplearía el cuestionario, seguido de las entrevistas para culminar con los grupos de discusión a través de cuyos resultados se establecerían las pautas de acción a emprender.
3.3.1. Cuestionarios
El objetivo del suministro de cuestionarios sería obtener información sobre la opinión que los usuarios o participantes de los espacios socioculturales tienen sobre la actividad cultural del barrio, su implicación en la misma, así como las carencias e inquietudes sociales detectadas. Se contaría con la valoración de los asistentes a los centros socioculturales, los participantes en asociaciones y los ciudadanos que sean parte de los organismos socioculturales. El cuestionario se diseñaría en base a las siguientes premisas a valorar:
3.3.2. Entrevistas a agentes socioculturales del barrio
Por medio de las entrevistas a los agentes del barrio, se podrá conocer que actividad concreta lleva a cabo cada por cada organismo entrevistado, su valoración sobre la presencia del museo en el barrio, su conexión con el mismo y las posibilidades de actuación que existen según estos ciudadanos con respecto a las necesidades del entorno. El guion de la entrevista se diseñaría en base a las siguientes variables:
3.3.3. Entrevistas a técnicos del museo
De igual forma que con los agentes del entorno, se llevaría a cabo una serie de entrevistas con los técnicos trabajadores del museo, cuyo fin sería obtener las impresiones de los participantes sobre la actividad que actualmente se lleva a cabo en el museo, a qué colectivos van destinados y especialmente su percepción ante la colaboración con el tejido sociocultural del territorio. Las variables a analizar se diseñarían en base a las empleadas en las entrevistas a los técnicos del entorno, pero adaptándolas al contexto del museo con el propósito de poder realizar un análisis comparativo posterior:
3.3.4. Grupos de discusión
Para culminar la recogida de datos se diseñan varios grupos de discusión con una selección de los participantes de la fase anterior (cuestionarios y entrevistas). Las líneas de debate a discutir se configurarán en relación al análisis de los datos recopilados en la etapa anterior de la investigación. Así se discutirían aspectos como qué estrategias colaborativas pueden resultar eficaces para conectar el museo con la ciudadanía, qué sistemas de comunicación serían los idóneos para llegar a los distintos colectivos del entorno, que actividades se podrían realizar en colaboración entre el museo y determinadas asociaciones, etc.
El objetivo de estos encuentros sería marcar las pautas entre todos los participantes para lograr mejorar la labor sociocultural del museo, creando vínculos entre la institución museística y los diferentes espacios o entidades socioculturales del barrio del Carmen.
3.4. Análisis de información
El estudio de los datos resultantes del cuestionario se haría empleando programas de análisis estadístico como el SPSS a través del cual poder obtener los porcentajes adecuados sobre las variables analizadas.
Los datos obtenidos en las entrevistas seguirían el proceso de trascripción y posterior análisis cualitativo, pudiendo emplear softwares especializados en este tipo de información (ATLAS.ti)
Tras estudiar los resultados de ambas técnicas se estudiarían los datos más destacados para estructurar el guion a emplear en los grupos de discusión. De igual modo la información recogida en estos debates se analizaría siguiendo el protocolo mencionado de análisis cualitativo.
Una vez recopilada toda la información de estudio, se extraerían las principales conclusiones con la ayuda de un análisis DAFO en el que poder visualizar tanto las debilidades y amenazas del MUM en cuanto a la gestión realizada hasta el momento, como las fortalezas y oportunidades detectadas para poder evolucionar hacia un modelo vinculado a su entorno.
A partir de este análisis se definirían las pautas para diseñar una metodología de actuación adaptada a un contexto concreto.
4. Conclusiones
La metodología propuesta es una muestra de cómo un proceso participativo se podría estructurar de manera que pueda resulte efectivo. En los últimos tiempos, son muchas las instituciones que manifiestan su interés en llevar a cabo estrategias que persigan la implicación de la ciudadanía en los procesos constituyentes. Sin embargo, el no crear una base sólida sobre la que trabajar puede conllevar el fracaso de tales iniciativas.
El método propuesto permite en primer lugar, conocer de forma profunda y precisa las características del entorno donde ejecutar tal metodología, ya que obtener una perspectiva global suele ser mucho más eficaz que concebir un proyecto bajo un conocimiento del terreno acotado bajo una mirada concreta. Esta propuesta, además, permite implicar a todos los actores de un determinado tejido cultural, como son los agentes culturales, los responsables del museo y por supuesto, los propios ciudadanos hacia los que irían destinadas tales acciones.
Tal y como se experimentó en el primer caso desarrollado, el simple hecho de favorecer el encuentro de todas las partes implicadas a través de los grupos de discusión, y llevarlos a cabo tras la recogida de información previa, resulta todo un avance en cuanto a la creación de sinergias de colaboración que hasta el momento no habían surgido. El Museo de la Universidad de Murcia contiene un gran potencial como institución representativa del conocimiento, la investigación y la cultura en la ciudad. Si además se añade el contexto favorecedor en el que se ubica por los recientes avances a nivel urbano y sociocultural, este espacio se convierte en un destinatario idóneo sobre el que aplicar la metodología desarrollada. El MUM se concebiría entonces como un espacio donde “la educación se convierte en uno de los ejes del desarrollo comunitario en el ámbito local, en un elemento estratégico para el correcto funcionamiento de nuestra sociedad” (Pose 2006, pp. 56).
Ante las nuevas expectativas sociales, la institución museística debe ir modificando su presencia en la comunidad que le acoge, convirtiéndose en una entidad flexible, cercana, útil y accesible para cualquier ciudadano. Pero pasar de un concepto de espacio expositor a un museo mediador puede ser un proceso lento y dificultoso si no se establecen unos criterios uniformes de base.
El museo debe girar hasta definirse como un ente que conserve las estrategias de los centros socioculturales de barrio, pero que a su vez potencie y fomente la investigación, la creación y la experimentación de los nuevos formatos culturales y educativos. Jiménez Blanco (2014) lo denomina “museo expandido”, un museo que se abra a la realidad que acontece fuera de sus muros, un espacio en contacto continuo con la sociedad, permeable a las inquietudes, tendencias y necesidades de los ciudadanos, pero con una estructura fuerte que sea capaz de crear sinergias de colaboración que no acaben diluyéndose.
Afortunadamente en la actualidad existen diversas líneas de actuación en este terreno, como es el caso del proyecto The Empathetic Museum o El Museo Empático (Empathetic Museum 2018), en el cual, una serie de profesionales de museos han creado un modelo o métrica a través de la cual poder evaluar a los museos en la búsqueda por convertirlos en más accesibles e inclusivos. A partir de las variables propuestas se determina el nivel de madurez de una determinada institución en aspectos tales como, si dicho museo es indiferente o no a los problemas de su comunidad o si está dispuesto a reevaluar su misión y visión.
Ya sea denominado como museo expandido, museo mediador o museo empático, lo que estos conceptos transmiten al unísono es la necesidad de que se repiense la perspectiva de las instituciones museísticas a partir de la consciencia de la realidad circundante. Los espacios museísticos no pueden seguir actuando de espaldas a la sociedad, ya que de lo contrario su proceso vital no será largo. La propuesta que se plantea bajo esta metodología es la de revisar, hacer autocrítica y valorar todas las posibilidades de un determinado museo. En el caso del Museo de la Universidad, se añade el potencial de que es una entidad que depende a su vez de otra potente institución educativa lo que lo convierte en un espacio con grandes opciones para configurarse como motor del entorno en el que se ubica. O dicho de otro modo, el museo debe lograr captar el interés tanto de la comunidad universitaria como de la sociedad en general, cumpliendo así con una de las misiones más relevantes de la cultura en la universidad: la extensión del conocimiento (Ariño 2017).
El objetivo de este cambio de rumbo, permitirá que el museo se reformule como agente de transformación del territorio, adaptando el concepto de “responsabilidad social” como eje vertebrador de toda su estrategia, hasta el punto de que los recursos que se empleen solo estarán justificados si contribuyen a la mejora de la calidad de vida ciudadana (Arrieta 2013). Pero para ello, es necesario perder el miedo que muchas estructuras conservadoras tienen a que la comunidad intervenga en los procesos culturales, debido a una posible pérdida del prestigio o calidad que ofrecen. La vinculación con los agentes culturales del entorno y a su vez con los propios vecinos será fundamental para que el museo se convierta en un paradigma para el desarrollo y la evolución social, y para llegar a conseguir este propósito es preciso que se derriben las barreras por ambas partes: el museo debe familiarizarse con la diversidad de opciones, alternativas y pensamientos que el pueblo genera y que son reflejo de la realidad en la que viven. Por su parte, los ciudadanos deben comenzar a concebir a estas instituciones culturales como espacios para lo cotidiano, lo familiar y lo funcional alejados del concepto decimonónico y conservador que la mayoría contiene en su memoria.
Si el Museo de la Universidad estrecha lazos colaborativos con el entorno, se fomentará progresivamente un sentido de pertenencia al lugar, una identidad ciudadana que a su vez creará líneas de actuación con respecto a la educación patrimonial a partir de la construcción de una sensibilidad cultural (Pose 2006). En definitiva, la propuesta metodológica propuesta, pretende ofrecer un marco de posibilidad a una institución que por sus características tanto intrínsecas como extrínsecas ofrece un potencial muy elevado para convertirse en un motor de desarrollo del barrio.
El hecho de poder analizar tanto sus carencias como sus fortalezas de un modo participativo en el que estén incluidas todas las partes implicadas en el proceso cultural (institución, agentes culturales y ciudadanos), permitirá concebir una estructura de trabajo sólida y justificada, por medio de la cual el museo comience a pensarse como parte fundamental del territorio.
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[1] Proyecto gestionado por la Fundación Cepaim para “para fomentar la convivencia intercultural, invitar a la participación social y al fortalecimiento comunitario” en el barrio del Carmen. Fuente consultada: http://cepaim.org/comienzan-las-actividades-del-proyecto-ficus-en-el-barrio-del-carmen-en-murcia/