La presente tesis pretende estudiar los textos fílmicos del filósofo francés Alain Badiou con el objetivo de sustraer el papel que juega el cine en su proyecto de (re)comienzo de la filosofía. De esta manera hemos dividido su exposición en dos partes: el estudio de su proyecto de (re)comienzo filosófico y el estudio del papel que juega el cine en dicho proyecto así como de su teoría fílmica implícita. En la primera parte trataremos de justificar en qué medida su proyecto puede ser entendido como un intento de reivindicar la tarea filosófica como la eterna tarea de educar a pensar la contemporaneidad de manera universal. Para Badiou, la filosofía contemporánea debe resurgir del ocaso al que la relegó el pensamiento del siglo XX reivindicándose como un proceso de transmisión igualitaria de la Idea del presente. Este proceso se encuentra determinado por tres dimensiones: una dimensión real que la condiciona a presentar las verdades (o figuras subjetivas) del presente como cuerpos inmanentes a una situación concreta; una dimensión simbólica que la condiciona a realizar un discurso objetivo acerca de la lógica genérica y excepcional de dichas verdades de acuerdo a una lógica dominante; y una dimensión imaginaria que la condiciona a realizar dicha presentación de manera persuasiva y afectiva haciéndose valer de la ficción del discurso poético. En la segunda parte expondremos el lugar que ocupa el cine en esta concepción de la filosofía. Nuestra intención es exponer una hipótesis de lectura de los textos fílmicos de Alain Badiou bajo las investigaciones realizadas en el apartado anterior. De esta manera veremos cómo la aproximación al cine y al arte que nos propone el autor irrumpe en el modo en que la filosofía del siglo XX ha pensado ambos ámbitos. Para Badiou el cine, al igual que el arte en general, es un ámbito capaz de producir verdades y, por tanto, de condicionar la tarea filosófica. Sin embargo, a diferencia de las otras artes, la virtud filosófica del cine recae en su capacidad de ser un arte impuro de masas: por un lado, el cine es de masas porque, salvo escasas excepciones, sustrae sus imágenes del imaginería popular; por otro lado, el cine es un arte impuro porque es capaz de producir pensamientos post-acontecimientales en su propio ámbito a partir de otros pensamientos artísticos. Así, el cine, como arte de masas, es capaz de «democratizar» el pensamiento «aristocrático» producido por las otras artes. Finalmente acabaremos esta investigación exponiendo en qué medida los textos fílmicos nos presentan al ámbito fílmico como un ámbito capaz de condicionar las dimensiones real, simbólica e imaginaria de la escena filosófica: la dimensión real, porque nos ofrece una situación singular en la que pueden acontecer verdades; la dimensión simbólica, porque sus verdades pueden ser descritas con la objetividad que requiere una escena pedagógica igualitaria; y finalmente, la dimensión imaginaria, porque nos ofrece figuras ficticias que contribuyen a hacer más persuasiva la tarea filosófica.