RESUMEN La evolución del mercado de trabajo y de los distintos sectores productivos ha requerido esfuerzos de regulación para garantizar unos adecuados niveles de seguridad en el desempeño de las tareas de trabajo. Desde los orígenes de los primeros técnicos de seguridad, su presencia y su formación han evolucionado en función de las imperiosas necesidades de ajuste entre las capacidades de los trabajadores y los requerimientos de los puestos de trabajo. Transcurridos seis años desde la implantación de la titulación de Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales como un título universitario específico, enmarcado en el diseño de los actuales planes de estudio del Espacio Europeo de Educación Superior, es oportuno plantearse qué acciones se deberían realizar para ajustar el modelo formativo a las tareas y competencias específicas, según los distintos ámbitos competenciales, de cara a mejorar la calidad de la enseñanza y lograr una mejor y más rápida inserción laboral. La investigación se ha planteado en base a entrevistas dirigidas a un panel de 40 expertos que trabajan en el área de la prevención, para evaluar su opinión en tres aspectos: la formación impartida en tres Másteres oficiales de la Comunidad Valenciana, en relación a las necesidades de formación de los Técnicos superiores; las competencias específicas o aptitudes técnicas y las competencias generales o aptitudes humanas que deben reunir, y el orden de importancia que para su empresa u organización tienen las distintas actividades que según la American Society of Safety Engineers (ASSE) llevan a cabo la mayor parte de los profesionales de la seguridad. El análisis de las opiniones sobre la formación impartida ha dado como resultado en cuanto a la Formación global que existe una paridad entre los que opinan que la formación ha sido regular, y el grupo compuesto por los que piensan que la formación ha sido buena o muy buena, aunque sobre la Formación teórica el 50% de los expertos opina que es “buena” y el 35% que es “muy buena”, sin embargo sobre la Formación práctica el 45% manifiesta que la formación recibida es “mala” y el 30% opina que es “regular”. En el análisis competencial, entre las competencias específicas o aptitudes técnicas, la más valorada es la realización de Prácticas en empresa, y entre las Competencias personales/respecto a uno mismo el “Compromiso ético” y “la Motivación, Entusiasmo, Curiosidad y Ganas de aprender”. Según las opiniones de los expertos sobre las actividades de la ASSE, la actividad más importante es el “Reconocimiento de los riesgos: la identificación de las condiciones o acciones que puedan causar lesiones, enfermedades o daños materiales”, seguida de la “Asesoría a la Dirección”, así como la “Capacitación: proporcionar a los empleados y directivos los conocimientos y habilidades necesarios para reconocer los peligros y realizar su trabajo con seguridad y eficacia” y el “Control de riesgos para la salud”. Se concluye que el perfil profesional del técnico queda caracterizado en relación a su profesionalidad, roles, funciones, actividades, tareas y competencias, y que los planes de estudios deben replantearse teniendo en cuenta las demandas del mercado de trabajo, mediante su modulación según los niveles ENTRADA/MEDIO/EXPERTO, que pueden ser equiparables a los niveles académicos de grado, posgrado y doctorado.