RESUMEN El objetivo de la presente tesis ha sido evaluar la utilización de las gonadotropinas recombinantes humanas (rhFSH y rhLH)) sobre la respuesta superovulatoria en conejas, estudiando el efecto de la utilización de las mismas sobre la calidad de los ovocitos y embriones obtenidos, y sobre la viabilidad embrionaria tras un proceso de crioconservación. Así, en el primer experimento se evaluó el efecto de la aplicación de 25 UI de rhFSH junto con un 0, 5 ó 10% de rhLH sobre el desarrollo de embriones frescos y congelados-descongelados. Se obtuvo una tasa de desarrollo hasta el estadio de blastocisto eclosionado significativamente mayor en embriones no superovulados frente a los superovulados con rhFSH y 10% de rhLH. En cuanto a la tasa de desarrollo de los embriones congelados-descongelados, fue similar en todos los grupos, alcanzando el estadio de blastocisto eclosionado el 83,5% de los embriones. Por otra parte, se estudió la evolución de la tasa de ovulación y la respuesta inmunitaria por hembra hasta el cuarto tratamiento de superovulación. Se observó que la tasa de ovulación disminuía a partir del segundo tratamiento mientras que el nivel de anticuerpos anti-FSH circulantes aumentaba a partir de la tercera aplicación del tratamiento de superovulación. En el segundo experimento se estudió cómo afectaba el protocolo de administración y la hormona utilizada en el tratamiento de superovulación a la calidad de los ovocitos producidos, analizando la cantidad de ATP presente en los mismos. Para ello, se comparó la administración cada 24 horas de rhFSH y de FSH porcina diluidas en PVP y la administración cada 12 horas de FSH porcina diluida en suero fisiológico. La concentración de ATP en el grupo de FSH porcina diluida en suero fisiológico fue significativamente menor que en los otros dos grupos de superovulación (5,63±0,14 frente a 6,42±0,13 y 6,19±0,15 para el grupo de rhFSH y pFSH, respectivamente). Esa disminución de la concentración de ATP podría estar relacionada con un efecto negativo del tratamiento utilizado sobre el metabolismo de los ovocitos, lo que explicaría la baja tasa de desarrollo in vitro de los embriones obtenidos de hembras superovuladas con FSH porcina diluida en suero fisiológico y administrada cada 12 horas, ya que únicamente el 24,3% de los embriones alcanzaron el estadio de blastocisto eclosionado frente al 80,4% del grupo control (sin superovular). En el tercer experimento se evaluaba la eficiencia de la técnica laparoscópica en la recuperación in vivo de ovocitos en metafase II (16 horas tras la inducción de la ovulación) y embriones (72 horas tras la inseminación artificial e inducción de la ovulación) procedentes de conejas superovuladas con rhFSH frente a conejas control. Cada procedimiento de repitió hasta cuatro veces sobre una misma hembra. La eficiencia de recuperación fue del 58% y del 84% para ovocitos y embriones, respectivamente. No se observaron diferencias entre el grupo de hembras superovuladas y el control. Por otra parte, la eficiencia a lo largo de los cuatro tratamientos fue similar, lo que indicaba que es posible maximizar el número de ovocitos y/o embriones de una misma hembra mediante la recuperación repetida por laparoscopia y superovulación con rhFSH. Por último, en el cuarto experimento se estudió cómo la adición de macromoléculas (PVA y dextrano) a un medio de vitrificación basado en etilenglicol y dimetilsulfóxido podía afectar a los embriones procedentes de hembras sometidas a un tratamiento de superovulación. Para ello, se evaluó el desarrollo in vitro de embriones vitrificados y desvitrificados procedentes tanto de hembras control como de hembras superovuladas con rhFSH. La tasa de embriones intactos fue de un 83,2% en el grupo de superovulación frente al 95,8% para el grupo control (P<0,05). Por otra parte, ni el tratamiento de superovulación ni el medio de vitrificación utilizado afectaron a la tasa de desarrollo de los embriones intactos tras la desvitrificación. Por último, reseñar que la adición de dextrano en el medio de vitrificación aumentaba la protección frente a daños estructurales y permitía reducir la cantidad de dimetilsulfóxido en el medio de vitrificación.