Desde que en 1934 se indultará en la ciudad de Valencia el primer ninot, han sido muchas las obras que se han salvado del fuego en todo el territorio donde se han plantado fallas. No obstante, su conservación ha carecido normalmente de propuestas beneficiosas mucho más allá de su mero almacenamiento en un local o museo. Además, frente al continuo deterioro material, las intervenciones directas acometidas sobre las figuras tampoco han sabido solucionar por regla general el problema de su incesante quebranto. El hecho de plantearse la conservación y restauración de los muñecos indultados supone el conocimiento completo de la totalidad de técnicas y materiales que han enriquecido y surtido el oficio de artista-artesano fallero y que a su turno se han empapado en grande manera de la tradición artística valenciana en todos sus campos. Antoni Colomina recoge los orígenes e intenciones del muñeco de falla, su evolución estética y material y el proceso de creación en los talleres falleros. Entender la correspondencia de todos los elementos que le conforman es la única manera de interpretar el comportamiento de todos sus materiales constitutivos a través del paso del tiempo. Y no solo eso; resulta también trascendental el conocimiento del modo de ejecución de los artistas, sus técnicas de producción, fórmulas, procedimientos y cualquiera tipo de recurso práctico que hacen servir. Todo este conocimiento se presenta como baza fundamental para conocer el tipo de obra frente a la que nos encontramos y conformará una importante fuente documental que, junto a las pautas elementales de conservación preventiva y los criterios básicos de restauración, condicionará cualquiera actuación que se pueda llevar a cabo.