El eterno debate sobre las variables que definen el proceso proyectual del arquitecto, se ha convertido en la alimentación continua de una evolución teórica y práctica de nuestra disciplina. En ambas alcanzamos a entender que el hecho de proyectar sólo es posible gracias a una estructura de pensamiento en la que intervienen variables cognitivas de toda índole. Esta afirmación, tomada como premisa de partida, nos aproxima al objetivo genérico de este estudio: el terreno del conocimiento en materia arquitectónica desde el análisis de sus diferentes desarrollos históricos. Una inmediata reflexión permite distinguir un material determinable y transmisible de otro al que tan sólo nos podremos acercar describiendo el trayecto de una espiral cuyo origen no hallaremos jamás. Precisamente ante esta imposibilidad, el camino que se acomete es el de tratar de "acotar los límites": la línea de división borrosa que separa ambos mundos. Para llevar a cabo esta comprobación, la metodología de estudio parte de la teoría arquitectónica para convertirla en guión narrativo. El análisis de valores "formulados" sobre los que se sustenta el conocimiento arquitectónico, nos descubre cómo se adquiere éste, de dónde proviene, y cómo se debe poner en práctica. Pero ineludiblemente, estos enunciados forman parte de un conjunto de orden mayor; la teoría artística ha sido siempre objeto de estudio desde su visión estética, pero además, -y puesto que el campo que aquí se pretende abarcar es también el del conocimiento-, se apunta igualmente hacia la rama de la filosofía que estudia esta materia, la gnoseología. Ambas disciplinas son tangentes al tema estudiado, y se consideran instrumentos de valioso interés, aunque también factores disipadores dentro de la ardua tarea de delimitación de nuestro objetivo. El presente trabajo se estructura pues en tres grandes bloques históricos cuya justificación se encuentra en clara correspondencia con los valores abordados. La tradición clásica válida has