RESUMEN DE LA TESIS. El cuerpo humano ha sido, desde siempre, objeto de estudio y ha sido usado como expresión por los artistas en ese continuo redescubrimiento del mismo visto a través de sus diversas prácticas y representaciones; de su belleza seductora, de su carnalidad, de su mortalidad, de su agresividad… En un contexto como el actual en donde el término de "arte" se diluye cada vez más, el artista/creativo se ceba en el cuerpo convirtiéndolo en su "campo de batalla" para plasmar las transgresiones de los convencionalismos relacionados con a la enfermedad, la muerte la sexualidad o la violencia; así como también en un "parque de atracciones" para los sentidos, intensificando emociones en producciones artificiosas ligadas al espectáculo mediático a través de un cuerpo que trasciende de sus límites y que ha provocado la expansión de la imaginación colectiva a través de una serie de nuevos mitos que los medios de masas se han encargado de expandir. Las diversas concepciones que giran entorno a lo corporal durante estos años, se han visto potenciadas a otros espacios fuera de ámbitos tan elitistas como son el arte, la filosofía, la sociología o la medicina; espacios abiertos que se nutren de todo tipo de culturas, teorías, leyes y representaciones, para crear las suyas propias, las cuales se basan en el cuestionamiento y replanteamiento de las anteriores. La cultura del espectáculo dada desde los medios de masas y a través de las tecnologías, canales y procesos que están a su servicio, ha supuesto un atractivo espacio para las nuevas proyecciones del cuerpo que se alimentan de las diversas problemáticas e inquietudes del ser humano (como individuo y como sociedad) para mostrar otras realidades corporales que cuestionan anteriores conceptos y creencias plasmadas en nuevas mitologías y figuraciones que dejan paso tanto a nuevos modelos de belleza exhibidos como pura sugestión a un público consumidor como a nuevos terrores a través de diversos estados de crisis representados en un cuerpo cada vez más desnaturalizado y en constante crisis re-definitoria. Por tanto, esta situación toma al cuerpo como un ente apocalíptico abocado a la extinción y que puede ser manipulado, comercializado o desechado. Sin embargo y a su vez, también lo convierte en metáfora de algo tan ilimitado y cambiante que se rebela como un territorio sublime y adictivo que no conoce límites en su materialidad, su renovación, su goce y su perversidad.