RESUMEN Desde 2002 se ha detectado una enfermedad asociada a chancros en ramas de cítricos en las principales zonas citrícolas de España, afectando principalmente a clementinas y sus híbridos. A partir de una prospección de 132 parcelas se describió el síndrome y, a partir de los aislamientos realizados y ensayos de patogenicidad en invernadero y campo, se ha identificado a Phytophthora citrophthora como el agente causal de esta afección. Utilizando la técnica de los RAMS se encontró que la población de P. citrophthora estaba compuesta por 14 subgrupos. Alrededor del 90 % de los aislados estaba incluido en un único grupo poblacional y el 10 % restante en otros 13 grupos. No se ha encontrado evidencia de que esta variabilidad genética se deba a la reproducción sexual, pues ésta solo se encontró en un aislado de los 134 estudiados. Algunos aislados presentaron rangos elevados de insensibilidad a los fungicidas metalaxil y mefenoxam. En ensayos de inoculaciones de ramas en condiciones de campo llevados a cabo durante 27 meses se encontró que P. citrophthora fue más activa en los meses primaverales, seguida de las infecciones otoñales, estivales e invernales. Contrariamente, se concluyó que inoculaciones en varetas cortadas no representó una metodología fiable para la evaluación de la estacionalidad y agresividad de P. citrophthora y P. parasitica. Las regresiones efectuadas entre los promedios mensuales de área de lesión y las variables medioambientales y del hospedante indicaron que la temperatura y la humedad relativa medias de las máximas y el contenido relativo de agua de la corteza fueron los factores que más incidieron en el desarrollo de las lesiones. Se encontró evidencia de una diseminación vertical del patógeno desde el suelo hacia la copa de los árboles mediante el transporte por caracoles de la especie Helix aspersa, lo cual fue corroborado en experimentos bajo condiciones controladas. Este caracol fue capaz de transportar propágulos de P. citrophthora en su cuerpo y también en su tracto digestivo diseminando el inóculo del patógeno a través de las heces. En lo referente al control de la enfermedad se encontró que en árboles adultos y jóvenes en campo las aplicaciones curativas no resultaron efectivas. Aplicaciones preventivas vía pintado fueron más efectivas que las realizadas por aspersión foliar y éstas a su vez mejores que las aplicadas vía sistema de riego o inyección del producto al suelo. En plantas jóvenes en invernadero funcionaron mejor las aplicaciones foliares sin diferencias con las efectuadas vía pintado y por último las aplicaciones por riego. Tratamientos con dos aplicaciones distanciadas 20 ó 30 días no mejoraron significativamente la eficacia de los tratamientos comparada a una única aplicación.