La decada de los ochenta ha visto nacer en la industria occidental un interés creciente respecto a los temas de control y mejora de la calidad. Este interés está íntimamente ligado a la comprensión de la relación existente entre la calidad y productividad, así como del papel fundamental que los esfuerzos en estos campos tienen sobre el incremento de la competitividad de las empresas en cualquier sector. El impulso experimentado por estos temas en Europa y EEUU es debido, en gran parte, a los resultados espectaculaes obtenidos en Japón, país que ha llevado a sus últimas consecuencias una filosofía cuyo principio básico es la mejora continua de la calidad y de la productividad en todos los preocesos.La experiencia de las empresas de éxito muestra que calidad y productividad van ligadas en la práctica y que es posible aumentar ambas, reduciendo al mismo tiempo los costes de fabricación y, que la estrategia a aplicar no requiere grandes inversiones, sino la implantación de una filosofía operativa que se basa fundamentalmente en el aprovechamiento al máximo del capital humano y de la información potencial generada por todo proceso.