RESUMEN Una fertilización nitrogenada racional debe contemplar no sólo el aporte de una dosis ajustada a las necesidades del cultivo, sino que a su vez debe considerar la correcta distribución de ésta durante el periodo de abonado. Sin embargo, no se dispone de suficiente información del efecto que la distribución estacional del fertilizante tiene sobre la absorción y la movilización del N acumulado en los órganos de reserva de los cítricos. El objetivo del presente trabajo es evaluar en plantas jóvenes de cítricos el efecto de la distribución estacional diferencial del abonado nitrogenado sobre la absorción del N y su reparto en los distintos órganos, la movilización del N acumulado en los órganos viejos de reserva hacia los órganos en desarrollo, así como su repercusión en la fructificación. De este modo, se profundizará tanto en el conocimiento de la dinámica del N en el sistema planta-suelo en los cítricos, como en los posibles factores implicados en este proceso, con el fin de ampliar las bases sobre las que descansan los criterios del abonado nitrogenado y optimizar así la aplicación estacional de los fertilizantes. Para la consecución de estos objetivos se recurrió al empleo de la técnica de dilución isotópica mediante la incorporación al sistema planta-suelo de un fertilizante marcado con el isótopo estable 15N. Éste se aplicó desde el inicio de la actividad vegetativa (principios de marzo) hasta el completo desarrollo del fruto (final de octubre) siguiendo tres distribuciones estacionales. Se comparó una distribución simétrica en la que se aplicó igual fracción de la dosis desde el inicio del abonado hasta principio de julio (final de la caída fisiológica) y desde ese momento en adelante, con otras dos en las que el máximo aporte del abono (75% de la dosis) se adelantó con respecto a ésta a los meses comprendidos entre marzo y julio, ó se retrasó al periodo de julio a octubre. La extracción de las plantas marcadas, en diferentes momentos del desarrollo fenológico (floración, cuajado, final de caída fisiológica y madurez del fruto), permitió estudiar la evolución estacional del N absorbido y el translocado de las reservas. De acuerdo con la información obtenida se concluye que aportes máximos adelantados de N (desde marzo a final de junio) incrementan la absorción de N durante los periodos críticos de floración y cuajado, disminuyendo la dependencia respecto al N acumulado en las reservas de las plantas. Por otro lado, una fertilización nitrogenada en la que el máximo aporte de este elemento se realice a partir del final de la caída fisiológica (principio de julio), supone una mayor acumulación de N en la planta al final del ciclo, posteriormente disponible para el desarrollo de nuevos órganos en el siguiente ciclo vegetativo. Asimismo, la mejora en la eficiencia de uso del N aplicado asociada a aportes tardíos redundaría en la reducción del nitrato residual en el suelo susceptible de lixiviación. La incidencia de la distribución estacional sobre la producción no fue consistente, al verse compensado el bajo aporte durante los momentos críticos de floración y cuajado, asociado a la distribución que retrasó el aporte de N, con una mayor translocación del N de las reservas de estas plantas.