RESUMEN En el siglo XX la política del agua en España se han caracterizado por el aumento de la oferta hídrica y por la construcción de nuevas infraestructuras tanto de regulación (presas) como de distribución (redes de tuberías). Sin embargo, en el siglo XXI, el paulatino aumento de la demanda ha originado que satisfacer estas necesidades sea cada vez más y más difícil. El agua es un recurso abundante pero no inagotable. Debido al cambio climático, las sequías son más frecuentes y la utilización del recurso exige mayores niveles de eficiencia. Todo esto ha motivado que, en la actualidad, las políticas del agua se centren en la minimización de los consumos y en la renovación de las infraestructuras existentes. Numerosos estudios han abordado el problema de la renovación de las tuberías de una red de distribución urbana. Éstos se centran en la utilización de nuevos materiales, la determinación precisa del orden de sustitución de las tuberías, la obtención del periodo óptimo de renovación y la minimización de los costes. Esta tesis comienza con una revisión bibliográfica de las necesidades de inversión económica en la renovación de las tuberías, facilita las principales características de los materiales más comúnmente empleados en las redes de distribución y muestra las principales ventajas e inconvenientes, así como el coste, de las nuevas técnicas de rehabilitación y renovación sin zanja. Asimismo, también presenta los últimos trabajos en la obtención de sistemas soporte a la decisión para elegir el orden de renovación de las tuberías. A continuación, se analiza la influencia de los costes del agua y de la energía en la obtención del periodo óptimo de renovación. Para ello, se propone una revisión de la metodología tradicional que incluye por primera vez, además de los costes anteriores, los sociales originados por la ejecución de una renovación y los posibles ahorros que se pueden obtener si la obra se realiza entre varias empresas. Se pretende identificar los factores clave que condicionan el periodo óptimo de renovación, y de entre todos éstos, se subraya la influencia de los costes del agua y de la energía. Como la determinación del periodo óptimo de renovación considera los costes del agua y de la energía, conocer tanto la cantidad de agua como de energía que se consume en una red de distribución se torna esencial. De lo primero se encarga la auditoría hídrica y para obtener lo segundo se presenta una metodología que lo permite. Ambas auditorías también están relacionadas puesto que, para calcular la energética, se necesita haber resuelto la hídrica además de disponer de un modelo hidráulico del sector hidrométrico analizado. Esta herramienta, la auditoría energética, es la primera que permite cuantificar en qué se consume la energía en una red y a partir de ésta adoptar decisiones tanto en el ámbito de la renovación, operación y gestión de redes. Aunque su principal importancia radica en que por primera vez, se puede calcular la magnitud de la energía que se pierde por fugas en la red de distribución e incluso, si se consideran todas las etapas previas del ciclo urbano del agua, la energía total relacionada con las fugas. La interacción entre el agua y la energía se acrecienta cuando se analizan sus implicaciones sobre el cambio climático. El consumo de agua supone un gasto energético, de tal forma que un aumento del primero implica el incremento del segundo. Además, un mayor consumo energético lleva a unas mayores emisiones de gases de efecto invernadero, que a su vez condicionará la disponibilidad futura de agua. Por tanto, se observa que estos tres conceptos están estrechamente ligados. A partir de los consumos energéticos obtenidos gracias a la auditoría y gracias al modelo water to air (Wolff, 2004) se pueden calcular los créditos equivalentes de carbono emitidos por la gestión de una red de abastecimiento, y mediante comparación entre dos escenarios obtener los ahorros energéticos y en emisiones. i