Resumen:
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La ciudad y la movilidad establecen un vínculo recíproco, podemos crear ciudad a través de
un eje de movilidad y a su vez, la movilidad puede adaptarse a los parámetros trazados por la
ciudad.
Las aglomeraciones ...[+]
La ciudad y la movilidad establecen un vínculo recíproco, podemos crear ciudad a través de
un eje de movilidad y a su vez, la movilidad puede adaptarse a los parámetros trazados por la
ciudad.
Las aglomeraciones urbanas adoptan diferentes sistemas de transportes, tal es el caso del
Metro. La primera ciudad de España en implementar este medio fue Madrid en el 1919, con la
inauguración del tramo Puerta del Sol-Cuatro Caminos que marcó un referente a las
principales urbes de este país, Valencia se destaca como una de éstas. El inicio del servicio
Metro de Valencia data del 8 de octubre de 1988, se desarrolla a partir de la red del antiguo
“Trenet”. Actualmente cuenta con cinco líneas, tres de Metro y dos de tranvía. De sus 133
estaciones, 35 son subterráneas y ubicadas en el centro de la ciudad.
Las estaciones de Metro constituyen una fracción de toda la red, su morfología y forma de
relación con el entorno impacta de diferentes manera el sector donde se establece, una
escalera, un edificio o un parque afectan la percepción de un individuo al primer contacto
entre el mundo real y su paralelo soterrado. Las estaciones se caracterizan por la capacidad
de crear actividad, flujos y concentración de personas, dependiendo de la centralidad, la
accesibilidad y la legibilidad de la misma; el grado de aceptación y uso será mayor o menor.
Estos conceptos dan lugar a la creación de tipologías de estudios basadas en las
características propias de las estaciones, su ubicación en la ciudad y capacidad de uso, en el
caso de Metro Valencia, se establecen cuatro clasificaciones. En primer lugar, centralidad,
representando las estaciones cuya ubicación central promueve su uso por la atracción
comercial, cultural y social de su entorno, entre estas estaciones se destacan las Estaciones
de Xátiva y Colón. En segundo lugar, las estaciones tipo intercambiador, que permiten la
conexión entre dos o más líneas de Metro, como la Estaciones de Àngel Guimerà y Empalme. En
tercer lugar se destaca un caso específico, las estaciones vinculadas al hito urbano, Jardín del
Turia, Estaciones de Alameda y Túria. Por último, las estaciones que introducen el diseño urbano
considerando el espacio público en su configuración, como las Estaciones de Alboraya-Palmaret y
Ayora. A partir de esta clasificación se desarrolla una metodología de análisis de cada estación antes mencionada, donde se considera, el uso de suelo, la ocupación en el espacio, el
comportamiento de la estación entorno al lugar, la influencia en el contexto, entre otros
factores. Estos estudios arrojan como conclusión general que las estaciones de Metro
dependen existencialmente de su ubicación, que garantiza o no el beneficio mutuo entre
el entorno y el ente arquitectónico de transporte. Se percibe que la influencia en el
entorno está directamente relacionado con el diseño y la morfología de la estación. Se
evidencia también que la accesibilidad y la legibilidad son elementos vitales para el
bienestar de los usuarios. Por otro lado, se comprueba que todas las estaciones, en mayor
o menor grado, dan lugar a la creación de zonas de flujos, nodos momentáneos e hitos
urbanos.
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