Resumen:
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[ES] Las tecnologías avanzan, los modos de trabajo se ven modificados a lo largo de los años y el ser humano desempeña funciones distintas en la producción. Del mismo modo que todos estos factores cambian, los espacios de ...[+]
[ES] Las tecnologías avanzan, los modos de trabajo se ven modificados a lo largo de los años y el ser humano desempeña funciones distintas en la producción. Del mismo modo que todos estos factores cambian, los espacios de trabajo también lo harán.
Así pues, el planteamiento de The Whale nace del firme objetivo de generar dichos espacios. Pretende ser un gran contenedor, como el mamífero al que se refiere. Pegado al río el edificio reivindica su presencia desde el propio cauce, pero se camufla entre la densa vegetación del parque lineal que acompaña a la intervención en el Riu Sec.
Un edificio compacto caracterizado por el juego entre los distintos espacios. Una rampa perimetral abrazará a los distintos niveles de The Whale y ayudará a comprender la evolución de los usuarios dentro del propio contenedor -un proceso vertical y ascendente.
El usuario, el pláncton que es ingerido por la ballena, es el potencial, la parte fundamental que hace funcionar la totalidad del edificio. Ideas que entran, se desarrollan y que son lanzadas al exterior por los espiráculos del animal, esos pequeños orificios situados en la parte superior de la cabeza de las ballenas y que les ayudan a respirar.
A su vez, el edificio será cómplice de las últimas tecnologías, apostando por materiales punteros y energías renovables. Su objetivo es, entre otros, ser un edificio amable con el medio ambiente y, por extensión, estar comprometido con la investigación.
De este modo, se entiende The Whale como un proceso generador, adaptador y propulsor de ideas, que las coge, las lleva hasta sus últimos detalles y las prepara para ser lanzadas al exterior. Al fin y al cabo, las ideas carecen de sentido si no se desarrollan y se materializan.
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