Resumen:
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ESTRATEGIAS TERRITORIALES.
El Proyecto de Fin de Carrera de Yago, como familiarmente llamamos a su autor, es una reflexión territorial sorprendentemente madura para ubicarse en el campo disciplinar al que corresponde. ...[+]
ESTRATEGIAS TERRITORIALES.
El Proyecto de Fin de Carrera de Yago, como familiarmente llamamos a su autor, es una reflexión territorial sorprendentemente madura para ubicarse en el campo disciplinar al que corresponde. Obviamente indica una formación y unos conocimientos que trascienden la enseñanza habitual en nuestras escuelas y que es el fruto de un aprendizaje personal, mantenido en paralelo al que se obtiene en las aulas, que ha caracterizado habitualmente a los estudiantes de arquitectura.
Y si quiero prestarle especial atención con motivo de la publicación de este Proyecto, entre los de excelencia del Taller H del que soy responsable desde su implantación, es porque dicha práctica exógena ha dejado de ser tan frecuente entre un alumnado que tiende a conformarse con una docencia convencional, en ocasiones burocratizada en exceso, y aplicarse a la búsqueda de caminos críticos de menor dificultad, sin apreciar grados de rigor o de eficiencia que necesitan más que una complicidad del estudiante.
Hemos defendido asiduamente la necesidad de que un cierto nivel de investigación forme parte principal del proyecto de arquitectura con el que se finaliza la carrera y esto es, tal vez, lo relevante del proyecto que se presenta. Concebido como una indagación territorial que va más lejos de considerar la necesidad finalista de construir un Centro de Documentación de Arquitectura Contemporánea (y convirtiendo el propio trabajo en documento a incluir en la virtualidad de lo proyectado), expresado exhaustivamente combinando la información con los objetivos que de ella derivan, el resultado tiene carácter de estrategia territorial. Y establece un discurso de articulaciones y límites, de continuidad e inflexiones, de unidad y reconocimiento de lo particular, que lo hace especialmente apreciable.
A la profundidad del análisis no parece ajena la posterior radicalidad en la elección de las formas, ni una más que efectiva relectura del programa de necesidades y la organización funcional que con aquél se compadece. De manera que el resultado recorre con habilidad arquitectónica las diferentes escalas de intervención que el enunciado propone.
Es un acierto entender el área metropolitana y comprender las carencias en su seno que el barrio de Nazaret, y su especial relación con el Puerto de Valencia, puede ofertar en una doble operación en la que se rehabilita en sí mismo al tiempo que mejora el conjunto. La valoración de sectores, vialidad, redes de transporte, equipamientos e infraestructuras, conlleva en la práctica un esqueleto estructural al que la arquitectura elegida dará forma finalmente.
Se asume el paisaje industrial del Puerto ¿y más específicamente el soberbio perfil de las grandes grúas que vienen a sustituir en la actualidad a los automóviles, a los paquebotes y los aeroplanos del imaginario inspirador de la arquitectura del Movimiento Moderno- y se eleva a categoría estética con su reinterpretación edilicia. No se descuidan los aspectos espaciales, ni el tratamiento de la luz natural o la elección de acabados que refieran, o incluso complementen, la función primordial a la que el edificio se destina.
Hay una coartada organicista que subyace muy oculta en el hilo argumental de este proyecto que se me antoja muy ligada a su génesis y a su proceso; probablemente inclusa en el propio carácter estratégico que representa, me permite colegir su importancia en el campo de una arquitectura que pretende elevarse por encima de la construcción y la resolución funcional hasta hacer de ambas cosas un relato espacial emocionante.
Y hay también una minuciosidad en cada apartado, que es pariente del rigor y de la eficiencia que persigue ¿hoy más que nunca- una disciplina que no por mantenerse en el campo de las Bellas Artes, puede eludir su compromiso con la producción y el progreso; y, por banal que resulte la consabida repetición, con el desarrollo sostenible.
José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto.
Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
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