Abstract:
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EL ¿SENSORACIONALISMO¿ DE UN JOVEN ARQUITECTO.
No puedo por menos que glosar este concepto que el lector verá comentado en las páginas que siguen y que componen esta primera publicación de la obra proyectada por este ...[+]
EL ¿SENSORACIONALISMO¿ DE UN JOVEN ARQUITECTO.
No puedo por menos que glosar este concepto que el lector verá comentado en las páginas que siguen y que componen esta primera publicación de la obra proyectada por este joven arquitecto que inaugura la serie de cuadernos concebidos para documentar y dejar constancia de los proyectos más brillantes que ha generado, y valorado, la docencia del Taller Hilberseimer, popularmente conocido en la Escuela de Valencia como ¿el H¿.
No me extenderé aquí sobre otro concepto, el de diversidad, que sin duda alguna para mí, conviene y se compadece con la propia disciplina de la arquitectura y, más aún, con la arquitectura contemporánea, hasta llegar a ser, en este Taller H, una auténtica guía didáctica. Realmente no me extenderé en nada porque el Proyecto que Sergio Bruns ha concebido para resolver un Centro de Documentación Arquitectónica que, a la vez que soluciona el uso del que toma nombre, ponga en valor un amplio ¿y degradado- espacio urbano de la periferia o del suburbio valenciano con nombre tan repleto de connotaciones como Nazaret, ¿habla por sí mismo¿.
Explícito e intimista a la vez, recorre con equivalentes dosis de rigor y emoción, un pedazo de territorio y un organigrama funcional.
El análisis morfológico y la aproximación social que se produce sobre el lugar es más que la tópica atención al medio que inevitablemente se reclama en cualquier tratado o lección de arquitectura; hay algo más: hay una relectura biográfica, una ¿digestión¿ arquitectónica de todo lo que el vecino, el visitante, el forastero, el ¿urbanita¿ en general, se ¿va comiendo¿ en un sencillo paseo por este Barrio que ha sostenido las más duras consecuencias de un progreso industrial y económico que requirió la ampliación sur del Puerto de Valencia y la desaparición de su ¿playa urbana¿. El Proyecto Final de Carrera de Sergio Bruns ha sabido encontrar claves muy disciplinares para poner en valor este trozo de Valencia sin abandonarse a la nostalgia poco fecunda de que ¿cualquier tiempo pasado fue mejor¿.
Los rasgos formales y materiales con los que se construyen los espacios específicos que el ¿edificio¿ encierra se me antojan deudores de un universo culto que tiene en el expresionismo alemán sus más ignotos antecedentes (en un amplio repaso desde Hans Poelzig a Erich Mendelsohn, sin olvidar episodios relevantes como los que Jozef Plecnick representa) y en la reinterpretada arquitectura troglodita de su tutor académico influencias más o menos pretendidas o consentidas. Sea como fuere fui testigo de una evolución sostenida por la reflexión y la autocrítica, una suerte de emancipación del discurso proyectual con respecto a su autor, seguramente derivado de la potencia con la que sus primeros bocetos acertaron a manifestarse.
Y hay asuntos sobre los que sí deseo llamar la atención del lector, sobre todo del estudiante lector, del alumno lector de este Taller de la Escuela de Valencia que tiene entre sus principales activos a los que se supone destinatarios pasivos de su docencia. El manejo de la luz como materia maleable: un manejo que exige ¿como se cumple en esta ocasión- más habilidad y eficiencia que la falsa poética en la que a menudo se escudan sus teóricos más vulgares. En este proyecto la luz se reparte con espátula y se adhiere o resbala sobre los muros, se cuela por los intersticios o se refleja sobre superficies aparentemente no especulares, cae en cascada cuando conviene y se afila (como un hilo) cuando te invita a seguir itinerarios misteriosos aunque, siempre, de final feliz. Y las ¿pesas y medidas¿ que, en la nonata teoría arquitectónica del viejo maestro valenciano Juan José Estellés, se refieren a funcionamiento y estándares dimensionales, están en este proyecto cuidadosamente tasadas, equilibradas y distribuidas.
Así que ese ¿sensoracionalismo¿ que al autor tanto interesa, está efectivamente, en las claves de excelencia del proyecto que con tanta satisfacción estoy, brevemente, celebrando.
José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto.
Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
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