Resumen:
|
[ES] Es común en la enseñanza de la arquitectura -y específicamente, en la de cómo proyectar arquitectura- partir de la presunción de conceptos opuestos y reconocibles: vacío y lleno, servido y sirviente, pesado y liviano, ...[+]
[ES] Es común en la enseñanza de la arquitectura -y específicamente, en la de cómo proyectar arquitectura- partir de la presunción de conceptos opuestos y reconocibles: vacío y lleno, servido y sirviente, pesado y liviano, dentro o fuera. El proceso, si funciona, es similar al de una maniobra militar: al controlar los confines, sólo queda ir acorralando en su interior aquello que resulta más difícil de atrapar o explicar. Sobre el arquitecto, tanto en su etapa de estudiante como en la profesional posterior, planea un concepto costoso de definir pero que sin embargo identifica con facilidad: el oficio. Una observación atenta revela que este también se construye sobre una dicotomía: ¿el oficio se hace, o el oficio se piensa?
La preocupación del pensamiento actual por la revisión de paradigmas o la especial atención en los últimos veinte años a las interrelaciones de tecnología, política y cuerpo revela en casi todas las disciplinas la obligación de reconsiderar el límite, de abrir el campo de batalla. Así, el primer proceso pedagógico, que resultaba sencillo por ir sólo de fuera a dentro, se revela inconsistente porque el significado de sus opuestos ha dejado de ser sólido.
¿Queda algo fuera del oficio? Y en el caso afirmativo, ¿son las fronteras de lo que definimos como oficio lo suficientemente flexibles como para engullirlo, o es que lo que queda tras ellas es ya un campo debilitado?
[-]
[EN] It is common in the teaching of architecture -and specifically, in that of how to project architecture- starting from the presumption of opposite and recognizable concepts: empty and full, served and servant, heavy ...[+]
[EN] It is common in the teaching of architecture -and specifically, in that of how to project architecture- starting from the presumption of opposite and recognizable concepts: empty and full, served and servant, heavy and light, inside or outside. The process, if it works, is similar to a military maneuver: by controlling the borders, the only thing left to do is to corral inside what is most difficult to catch or count. Over the architect's head, both in his stage as a student and later as a professional, hovers a difficult concept to define, but that nevertheless he is able to identify: the craft. A careful observation reveals that this is also built on a dichotomy: is the craft made, or is the craft thought?
The current concern for the review of paradigms or the special attention in the last twenty years to the interrelationships of technology, politics and body reveals in almost all disciplines the obligation to reconsider the limit, to open the battlefield. Thus, the first pedagogical process -which was simple because it only went from the outside to the inside- turns out to be inconsistent because the meaning of its opposites is no longer solid.
Is there something left out of the craft? And if so, are the borders of what we define as a craft flexible enough to engulf it, or is it that what remains behind them is already a weakened field?
[-]
|