Resumen:
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El sector del transporte es el mayor consumidor de combustibles fósiles, por lo que es importante reducir su demanda. Debido a la subida constante de precios y a las menguantes reservas de combustibles fósiles, es tiempo ...[+]
El sector del transporte es el mayor consumidor de combustibles fósiles, por lo que es importante reducir su demanda. Debido a la subida constante de precios y a las menguantes reservas de combustibles fósiles, es tiempo de cambiar nuestra atención a fuentes alternativas para alimentar nuestras necesidades. En el mundo de la ingeniería se está produciendo un cambio de los motores de combustión interna a motores híbridos y puramente eléctricos. El uso de la electricidad para aplicaciones automovilísticas no es nada nuevo a día de hoy, pero para que los vehículos puramente eléctricos puedan alcanzar el desarrollo necesario y convertirse en una alternativa real, todavía hace falta solucionar algunos problemas. El más importante de ellos es la autonomía, lo cual podría resolverse mediante la inducción magnética. La inducción magnética no es algo nuevo en estos tiempos. Ha sido usada en una gran variedad de productos, como cepillos de dientes eléctricos, cargadores de móvil y cadenas de montaje en fábricas, habiendo sido perfeccionada y pudiendo usarse ahora en vehículos eléctricos. La carga inalámbrica de vehículos eléctricos es un método simple, con el que se podría acabar con la ansiedad a la poca autonomía de este tipo de vehículos, estando concebida en un principio para cargas estacionarias, pero gracias a avances tecnológicos, se vislumbra un futuro no muy lejano en el que podremos cargar nuestros vehículos mientras conducimos. Este fenómeno es conocido como carga dinámica. La adopción de la carga inalámbrica dará lugar a un cambio en el comportamiento de los conductores. Estos cargaran sus baterías poco pero constantemente, utilizando la carga estacionaria para complementar a la dinámica. Esto significa que el tamaño de las baterías disminuirá, reduciendo así también el precio de los vehículos. El mercado traerá consigo diferentes necesidades de carga. Muchos conductores de vehículos eléctricos se verán obligados a aparcar en la calle, por lo que los municipios tendrán que optar por llenar las calles de postes de carga convencionales, también llamados electrolineras, lo cual puede incrementar los actos de vandalismo, o instalar bajo el asfalto los sistemas de carga inalámbrica, más seguros y susceptibles a actos de vandalismo. Se harán habituales las estaciones de carga estática en casa, en el trabajo, en los supermercados… Con esto los conductores optaran por la simplicidad, eliminando los cables de su día a día, pudiendo realizar cargas cortas de por ejemplo 5-10 minutos que antes no se realizaban por la complejidad del proceso. Siguiendo con la evolución, la infraestructura también llegará a áreas públicas donde podremos hacer uso de la carga semidinámica, lo que permitirá cargar la batería en multitud de ocasiones, con los vehículos detenidos o moviéndose a bajas velocidades en intersecciones, stops, semáforos o por ejemplo en paradas de autobuses y taxis.
El último paso será la carga dinámica de la que tomaremos provecho mientras conducimos nuestro vehículo.
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