Resumen:
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[ES] La creciente importancia de China está alterando el orden mundial y cuestionando la hegemonía de las grandes potencias occidentales. El país asiático ha experimentado una increíble evolución en los últimos treinta-cuarenta ...[+]
[ES] La creciente importancia de China está alterando el orden mundial y cuestionando la hegemonía de las grandes potencias occidentales. El país asiático ha experimentado una increíble evolución en los últimos treinta-cuarenta años, pasando de ser una economía cerrada y totalmente planificada por el Estado, a un sistema socialista de mercado, que ha sido también calificado como “socialismo con características chinas” o el “modelo chino”. Este proceso de reformas y apertura económica ha situado a la gran potencia asiática como la segunda economía del mundo en términos de PIB, y las previsiones apuntan a que podría superar a los EEUU en los próximos años.
El papel de China en la economía global ha evolucionado crecientemente desde el inicio de su proceso de reformas en 1978, y actualmente juega un rol fundamental, en términos comerciales, de inversión y cooperación internacional. A pesar de que China sigue siendo considerado un país en desarrollo, y aún presenta multitud de desafíos internos, no cabe duda de que se ha convertido en un actor principal en el sistema mundial globalizado, en términos no sólo económicos, sino también geopolíticos.
Desde finales de los 90, China ha intensificado sus relaciones con regiones en desarrollo, como África o América Latina, estrechando sus vínculos diplomáticos y promoviendo alianzas entre países del hemisferio sur. A pesar del énfasis puesto desde el país asiático en defender estos nexos de complementariedad y beneficio mutuo, lo cierto es que su interés en estas regiones se ha centrado principalmente en las materias primas.
El impacto de China en Latinoamérica y el Caribe ha sido notable. Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Venezuela…, países ricos en recursos minerales y agrícolas han visto crecer rápidamente sus exportaciones al gigante asiático durante la última década, para satisfacer las necesidades chinas. China necesita importar grandes cantidades de materias primas para mantener su alto crecimiento económico, desarrollo industrial, y para abastecer las necesidades alimentarias, de su población, con una clase media cada vez más exigente y consumista. Este incremento de la demanda ha beneficiado a los países exportadores de commodities, que han visto como los precios mantuvieron una línea ascendente durante un largo periodo de tiempo.
La influencia de China ha permitido a los países de la zona reducir su dependencia en EEUU y la UE. Además, el fuerte crecimiento económico de China, ayudó a contrarrestar los efectos de la gran crisis económica, minimizando la caída de la demanda desde EEUU y Europa y la bajada de precios durante esos años. Sin embargo, parece que el crecimiento de China, a pesar de mantenerse alto, se está ralentizando. El aumento de la demanda de commodities está decayendo y los precios bajando, lo que obviamente tiene un impacto negativo en Latinoamérica, región históricamente dependiente de las exportaciones de materias primas, aunque esta situación también puede abrir la puerta a buscar nuevas formas de cooperación más allá del comercio de bienes primarios. En el presente Trabajo, se estudiarán y compararán los casos de Chile y Venezuela, dos de los países cuyos vínculos con China son más intensos en la región. Las características propias de cada país (políticas, económicas, históricas y sociales) y los contrastes en sus tratos con China hacen particularmente interesante la comparación de estos dos casos.
Las diferencias en las conexiones entre ambos países con China son variadas; en el caso de Chile, la relación es principalmente comercial, habiéndose intensificado desde la firma del Tratado de Libre Comercio en 2005, mientras que en el caso venezolano la presencia China es más intensa en forma de financiamiento y contratos de construcción, con ciertas particularidades. Sin embargo, tanto Chile como Venezuela comparten un rasgo en común: sus relaciones con China giran en torno a sus abundantes recursos naturales: el cobre y el petróleo respectivamente.
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[EN] The rising importance of China is tampering with the world order and challenging the hegemony of the major Western powers. China has experienced an incredible evolution in the last thirty to forty years, from being a ...[+]
[EN] The rising importance of China is tampering with the world order and challenging the hegemony of the major Western powers. China has experienced an incredible evolution in the last thirty to forty years, from being a closed and fully government-planned economy to a socialist market system, which has also been described as "socialism with Chinese characteristics" or the "Chinese model". The reform and opening-up process has placed China as the second largest economy in terms of GDP, and forecasts suggest that it could overtake the US in the coming years.
China's role in the global economy has increasingly evolved since the beginning of its reform process in 1978, and it currently plays a key function in terms of trade, investment and international cooperation. Even though China is still considered a developing country with many domestic issues, there is no doubt it has become a major player in the globalized world system, not only in economic terms but also geopolitical.
Since the late 90s, China has tightened its relations with developing regions such as Africa or Latin America, strengthening diplomatic ties and promoting South-South alliances. In spite of China’s emphasis on advocating the complementarity and mutual-benefit nature of the relations, the fact is that its interest in these regions focuses mainly on raw materials.
The impact of China on Latin America and the Caribbean has been remarkable. Argentina, Brazil, Chile, Ecuador, Venezuela... mineral-and-agricultural-rich countries have seen its exports to China increasing rapidly over the last decade. China needs to import large amounts of raw materials to keep its fast economic pace and industrial development, and to supply the food needed by its population, with an increasingly demanding-and-consumerist middle class. This increase in the demand has had a positive effect on commodities-exporting countries, which enjoyed an upward trend of prices for a long period of time.
China's influence has enabled countries in the region to lower their dependence on the US and the EU. Also, the strong economic growth in China helped to offset the effects of the global economic crisis, lessening the demand drop from the US and Europe and the prices fall during those years. However, it seems that China's growth, though remaining high, is slowing down. The growth in demand for commodities is falling and so are the prices; a situation that obviously has a negative impact on Latin America, a region historically dependent on commodity exports. This critical scenario can, on the other hand, provide new opportunities and open the door to seek new forms of cooperation beyond commodities trade.
In this Paper, the cases of Chile and Venezuela will be studied, two countries whose dealings with China are among the closest in the region. The political, economic, historical and social features of each country make this comparison particularly interesting.
Both countries show different patterns in their connections with China. In the case of Chile, trade is the cornerstone of the bilateral relation and the FTA signed in 2005 the most evident proof of the strength of their economic ties, while in Venezuela the Chinese presence is better understood in terms of loans and construction contracts, with some particular characteristics. However, both Chile and Venezuela share a common feature: their relationships with China are mainly based on their abundant natural resources: copper and oil.
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