Resumen:
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[EN] It is known that the term "culture" is very polysemic. The concept to which it alludes, even with scarce centuries of existence, is very broad and encompasses a myriad of definitions and ...[+]
[EN] It is known that the term "culture" is very polysemic. The concept to which it alludes, even with scarce centuries of existence, is very broad and encompasses a myriad of definitions and connotations, which have been treated by ethologists, anthropologists and educators in their different fields. But almost all of them underlie a vision of knowledge transmission, as well as progressivity and growth. Cultural development can be considered as an imperative of behavior for personal and social development. However, in recent times this imperative seems to be blurred in a looser sense of its meaning, where other spurious meanings fit, giving way to the articulation of discourses that are far from their original goal.Is culture a means to produce development? Or is development a means to produce culture? Should they be the cultural agents or social educators on whom responsibility for righting this drift influenced by the consumer markets? Should these, however, merely redistribute demands and offers?Within the framework of our economic system, perhaps the key to this mutation or failure of culture can be found in a growing practice of cultic activity as a ritual and idle phenomenon, which places greater emphasis on the economic benefit of its practice, leaving Aside their important role in the development and knowledge on different subjects. As an attitude, culture, rather than a laissez faire, should be a dialogue and not an acceptance and submission to a single thought imposed by the system.
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[ES] Es sabido que el término “cultura” es muy polisémico. El concepto al que hace alusión, aún con escasos siglos de existencia es muy amplio y abarca un sinfín de definiciones y connotaciones, que han tratado etólogos, ...[+]
[ES] Es sabido que el término “cultura” es muy polisémico. El concepto al que hace alusión, aún con escasos siglos de existencia es muy amplio y abarca un sinfín de definiciones y connotaciones, que han tratado etólogos, antropólogos y educadores en sus diferentes campos. Pero en casi todas ellas subyace una visión de transmisión de conocimiento, así como de progresividad y crecimiento. El desarrollo cultural puede considerarse como un imperativo de conducta para el desarrollo personal y social. Sin embargo, en los últimos tiempos tal imperativo parece difuminarse en una acepción más laxa de su significado, en donde caben otras acepciones más espurias, dando paso a la articulación de discursos que se alejan mucho de su objetivo original.¿Es la cultura un medio para producir desarrollo? ¿O es el desarrollo un medio para producir cultura? ¿Deberían ser los agentes culturales o los educadores sociales sobre quienes recaiga la responsabilidad de enderezar esta deriva influida por los mercados de consumo? ¿Deben éstos, acaso, limitarse a redistribuir las demandas y las ofertas? En el marco de nuestro sistema económico, quizá la clave de esta mutación o fracaso de la cultura puede encontrarse en una creciente práctica de la actividad cultual como un fenómeno ritual y ocioso, que pone mayor acento en el beneficio económico que su práctica aporta, dejando de lado su importante papel en el desarrollo y conocimiento sobre diferentes materias. Como actitud, la cultura, antes que un laissez faire, debiera ser un diálogo y no una aceptación y sumisión a un pensamiento único impuesto por el sistema.
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