Resumen:
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[ES] La finalidad de este proyecto es la creación de una escuela de ajedrez que se diferencie
por su trato personalizado y calidad de enseñanza. Como propone Arnoldo Hax en su
modelo Delta, lo ideal es situar al cliente ...[+]
[ES] La finalidad de este proyecto es la creación de una escuela de ajedrez que se diferencie
por su trato personalizado y calidad de enseñanza. Como propone Arnoldo Hax en su
modelo Delta, lo ideal es situar al cliente como clave del negocio. Ver anexo 1.
En un mundo tan globalizado como el actual y donde el tren de vida es tan vertiginoso,
la rapidez en las transacciones es lo que más apremia cuando se adquiere un producto
o servicio. Siempre se busca la mejor relación calidad-precio, el mejor servicio técnico,
la tienda más cercana, la forma más rápida y segura de adquirir el producto. En
definitiva, se persigue calidad y eficacia: barato, bueno y rápido.
Sin embargo, un servicio en el que se trabaja con niños, la atención a los padres y el
cuidado y educación que se da a los alumnos debe ser el eje del negocio. Obviamente
si dos empresas ofrecen un servicio muy parecido deberán competir en precio, pero no
deberán ahorrar tiempo en tratar a sus clientes. Nada importa más a un padre o madre
que su hijo o hija. Es agradable recibir feedback cada cierto tiempo, estar en contacto
por teléfono o e-mail y tener una forma rápida de contactar.
Hoy en día todas las familias buscan la mejor formación para sus hijos y que estos
adquieran el mayor número de habilidades personales. En ese aspecto, el ajedrez es
una herramienta muy positiva. Se ha demostrado mediante algunos estudios
científicos que el ajedrez ayuda a mejorar la capacidad de concentración, la memoria,
el cálculo, etc. Esto no es algo nuevo. Un juego en el que se practican constantemente
todas estas capacidades es normal que ayude a desarrollarlas en mayor grado. En
cierto modo el ajedrez sirve como gimnasio mental y es muy recomendable a todas las
edades. De hecho, últimamente se está estudiando el ajedrez como método para
retrasar el alzheimer.
Por último, una escuela de ajedrez tiene la difícil tarea de compensar los dos pilares
básicos que requieren sus pequeños clientes: aprender y divertirse. Los niños quieren
aprender para jugar con sus hermanos, padres, abuelos o tíos y conseguir mejores
resultados; pero también quieren disfrutar de su actividad extraescolar. La calidad en
el servicio es lo que logrará estos dos objetivos: diversión y aprendizaje. Disponiendo
de buen material ajedrecístico y contando con docentes capaces se conseguirá
satisfacer a los niños a la vez que desarrollan nuevas habilidades intelectuales.
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