Estudio del impacto del Plan de Aire Limpio (2018-2022) y del COVID-19 en la calidad del aire de Shanghái.

Abstract

[ES] El riesgo que supone la contaminación del aire, tanto para la salud como para el medioambiente, es bien conocido. Shanghái es la ciudad más poblada y extensa de China, en la que se concentran grandes centros financieros, actividad industrial, e incluso agrícola. En las últimas décadas, la política del Gobierno chino se ha concretado en distintos planes para mejorar la calidad del aire, clave en diversos objetivos de desarrollo sostenible. En Shanghái, este año concluye el "Plan de Aire Limpio de Shanghái (2018-2022), cuyo impacto se ha estudiado en este trabajo. El estudio de los datos de concentración de los contaminantes registrados en la red de vigilancia de la calidad del aire de Shanghái, ha permitido constatar una disminución de los niveles de contaminación. No obstante, los niveles de partículas en suspensión, NO2 y O3, siguen superando los valores guía recomendados por la OMS. Si bien esta es una tendencia generalizada en todas las grandes ciudades del planeta, nos permite afirmar que aún queda mucho por hacer. Por otra parte, un análisis de las consecuencias de las restricciones de la actividad humana por la crisis del COVID-19, ha mostrado que todos los contaminantes, excepto el ozono, pueden disminuir con bastante rapidez cuando se restringe la actividad antropogénica.

[EN] The risk posed by air pollution both to health and environment is well known. Shanghai is the largest and most populous city in China, where great financial centres, industrial activity and agriculture are concentrated. In recent decades, the Chinese Government's policy has given rise to different plans to improve air quality, key to various sustainable development goals. In Shanghai, this year concludes the "Shanghai Clean Air Plan (2018-2022), whose impact has been studied in this work. The study of the concentration data of pollutants registered in the Shanghai air quality monitoring network has revealed a decrease in pollution levels. However, the levels of suspended particles, NO2 and O3 continue to exceed the guideline values recommended by the WHO. Even though this is a general trend in all large cities on the planet, it allows us to affirm that there is still much to be done. On the other hand, an analysis of the consequences of restrictions on human activity due to the COVID-19 crisis has shown that all pollutants, except ozone, can decrease quite rapidly when anthropogenic activity is restricted.