Resumen:
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[ES] Vivimos en tiempos inciertos, inmersos en un cambio de paradigma que nos llena de dudas y preguntas pero que resulta tremendamente estimulante. Tenemos que repensar nuestro lugar en el mundo y nuestra relación con el ...[+]
[ES] Vivimos en tiempos inciertos, inmersos en un cambio de paradigma que nos llena de dudas y preguntas pero que resulta tremendamente estimulante. Tenemos que repensar nuestro lugar en el mundo y nuestra relación con el entorno de un modo ya inaplazable. El ser humano ya no puede entenderse más a sí mismo como parte ajena al resto de seres vivos que conforman y moldean su hábitat. En esta tarea, el arte, sin duda, ocupará una posición determinante para concebir y construir esa nueva relación con el medio. Para renovar nuestra mirada a la naturaleza, resulta hoy en día muy pertinente prestar una especial importancia al proceso en lugar de a la forma resultante. Pues, en efecto, los organismos vivos, llevan millones de años generando y construyendo sus propios hábitats a través de procesos matemáticos de carácter orgánico de los que ahora comenzamos a desentrañar su siempre esquiva complejidad y que están en el origen de la belleza y la sorpresa que estos organismos nos producen. En un mundo en plena crisis climática, el ser humano ha acelerado la investigación de las posibilidades que nos ofrece la utilización de nuevos materiales que nos permitan superar un modelo de crecimiento basado en combustibles fósiles. Un modelo que está poniendo en jaque nuestra propia supervivencia. En este proceso de cambio de paradigma en el que estamos envueltos, una mirada atenta a los materiales que la naturaleza nos ofrece resulta un campo fértil que abre múltiples posibilidades y la producción artística no puede ni debe ser ajena. Así, mi trabajo artístico es fruto la de investigación y la producción en el estudio de nuevos biomateriales con una doble intención: por un lado, lograr la sostenibilidad de la obra en sí misma en cuanto a su propia generación y materialidad y por otro la apertura de nuevos caminos. Mis últimas esculturas están concebidas y ejecutadas con membranas compuestas de celulosa bacteriana, fibras de coco o esparto; son estructuras de médula de junco trabajadas con agua y calor y recubiertas de pieles generadas con bioplásticos de almidón de diferentes féculas; son obras que tienen incrustaciones de colofonia, resina de pino o que están “manchadas” por cera de abeja que calentada y trabajada resulta tremendamente sugerente; obras que han convertido el taller en un espacio de alquimia poblado de extrañas formas y geometrías. Nuevos biomateriales para una creación artística inserta en la actual crisis climática.
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