Resumen:
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La presente tesis doctoral se centra en el estudio y análisis de los efectos de la actividad turística
sobre el bienestar social de las sociedades de acogida. Su finalidad es demostrar como ciertas
formas de turismo ...[+]
La presente tesis doctoral se centra en el estudio y análisis de los efectos de la actividad turística
sobre el bienestar social de las sociedades de acogida. Su finalidad es demostrar como ciertas
formas de turismo derivan hacia pérdidas del bienestar para los residentes en ese territorio, en la
medida en que el constante crecimiento de la actividad, alcanzando la forma de turismo
masificado o de masas, desborda su capacidad de adaptación y de acogida del medio. Llegados a
ese punto, los beneficios, en términos socioeconómicos, que inicialmente presenta la actividad en
una sociedad rural o de bajo nivel de desarrollo, quedan en entredicho, pues se detectan
dinámicas de transformación territorial, económica y social poco compatibles con el mismo, sin
reflejo positivo sobre el bienestar de los ciudadanos.
Alumbrados por el pensamiento enmarcado dentro de la Sociología del cambio y el conflicto, se
consideran los enfoques provenientes de la Sociología humanista y de la neomarxista,
enunciándose tres grandes hipótesis. La primera presume que el cambio en la actividad
socioeconómica y territorial derivado de la implantación de la actividad turística modifica las
formas de vida subyacente; produciendo, como segunda hipótesis, un primer periodo de mejoras
en el bienestar de la sociedad de acogida, que se estancará y descenderá por el fuerte
crecimiento de la actividad turística y se observará en su madurez (con desequilibrios
demográficos, escasez en los niveles de instrucción, precariedad en el empleo e insuficiente
capacidad de adaptación de las infraestructuras básicas). Por último, la tercera hipótesis afirma
que es la calidad y no la cantidad la que debe presidir las políticas de desarrollo turístico.
Para verificar las hipótesis citadas se ha tomado el caso de una isla: Lanzarote, partiendo desde
los comienzos de la implantación de la actividad, 1970, hasta el estado alcanzado en su madurez
turística, en el siglo presente, describiendo la dinámica que se ha producido en tres etapas de su
desarrollo como economía turística. Etapas que se han relacionado directamente con los procesos
de ordenación del territorio y de transformación socioeconómica real que se han producido en
cada momento.
Para la contrastación de las hipótesis se ha trabajado sobre una selección de áreas concretas del
bienestar, consideradas las más significativas para los objetivos perseguidos, cuya evolución se
analiza a partir y en relación a los crecimientos de la oferta y la demanda turística. Se constata
que ésta produce incrementos notables de la población en breves periodos de tiempo, por lo que
la evolución provocada en la estructura demográfica es el primer punto tratado. Y para evaluar las
consecuencias sobre la población autóctona (nacida en la isla) y la alóctona (nacida fuera de la
isla) se considera la evolución de los niveles de cualificación y equipamiento educativo, dotaciones
de salud, estructura laboral, renta, energía, ciclo del agua y comunicaciones por carretera,
transporte privado y público, y la incidencia diferencial de estos elementos sobre la población
autóctona y el conjunto de residentes, así como sobre la población total equivalente (que incluye
el número de turistas diarios). Finalmente, a partir de la información y recopilación de los indicadores medidos a lo largo de su
evolución, se realiza una reflexión de forma interrelacionada e integradora de dichos indicadores
con el fin de extraer la verdadera dimensión del cambio insular y su deriva hacia efectos no
positivos sobre el bienestar social en Lanzarote.
Las conclusiones principales evidencian que la implantación de la actividad turística en territorios
insulares inicia un primer periodo de incremento del bienestar en la sociedad de acogida, en
términos socioeconómicos, infraestructurales y dotaciones de los que se beneficia la población
autóctona y residente, pero tras la consolidación del territorio como turístico y la implantación de
un modelo en forma de turismo masificado o de masas, se ve negativamente compensado por
dinámicas de transformación territorial, económica y social poco compatibles con estos beneficios
y sin reflejo positivo sobre el bienestar de los ciudadanos: desequilibrios demográficos, niveles de
instrucción básicos generalizados, crecimiento de la oferta y la demanda turística sin reflejo
proporcional sobre el volumen de empleos y precariedad del mismo, colapso en las dotaciones
sanitarias y dificultades infraestructurales para la producción y el acceso a la energía y al agua, e
invasión de la escena por el vehículo privado, es la situación alcanzada. Todo ello confirma una
conclusión tradicional de este tipo de estudios cual es que la calidad, y no la cantidad, debe
presidir las políticas de desarrollo turístico, siendo la contención de la oferta y la demanda turística
la vía para la mejora del bienestar social. Lo que demuestra las hipótesis de partida asumidas en
la realización de esta tesis
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