Resumen:
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[ES] En esta época de crisis e incertidumbre el comercio mundial se ha visto frenado notablemente. Son muchas las causas que han provocado esta situación, pero entre ellas destacan la estrepitosa caída de la demanda y la ...[+]
[ES] En esta época de crisis e incertidumbre el comercio mundial se ha visto frenado notablemente. Son muchas las causas que han provocado esta situación, pero entre ellas destacan la estrepitosa caída de la demanda y la falta de liquidez, que afecta tanto a ciudadanos como al mundo empresarial. Para que el comercio mundial funcione adecuadamente, es necesaria una participación activa de las entidades financieras, que deben aportar fondos de forma constante mediante la concesión de créditos. Según Juan de Lucio, director del Servicio de Estudios del Consejo Superior de las Cámaras de Comercio, cerca del 90% de las transacciones internacionales necesitan esa financiación. Y precisamente financiación es de lo que no se dispone, consolidándose así como uno de los grandes desencadenantes de esta situación de crisis internacional.Las consecuencias de la crisis son múltiples, y los gobiernos deben tomar decisiones rápidas, optando por un grado de liberalización de los mercados todavía mayor o bien por llevar a cabo políticas proteccionistas del producto local.
En el caso de que se decidan por desarrollar una política liberal, está claro que ésta deberá ir acompañada de múltiples esfuerzos encaminados a conseguir un tejido industrial competitivo, que sea capaz de luchar en el mercado vía calidad y distinción. Se debe tener en cuenta que es una tarea complicada, y que quizá en una época como la actual no es fácil realizar inversiones millonarias en Investigación y Desarrollo, formación, etc.
Por otro lado, son muchos los gobiernos que están optando por llevar a cabo políticas proteccionistas, ante la creencia de que pueden ser una alternativa viable para un sostenimiento del empleo. Se trata de una solución que puede ser desarrollada de múltiples formas, como pueden ser: ayudas públicas para el sostenimiento de un determinado sector, el proteccionismo administrativo, que consiste en establecer controles de calidad o sanitarios a las importaciones provocando que el proceso de homologación se dilate en el tiempo y el producto importado pierda parte de su atractivo; el establecimiento de tasas arancelarias superiores y el denominado nacionalismo económico, que alienta a los ciudadanos a consumir productos originarios del país.
El día 21 de enero de 2009, el entonces Ministro de Industria, Miguel Sebastián, realizó unas polémicas declaraciones en una conferencia organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica. El ministro instaba a los ciudadanos a consumir productos de origen español, los denominados Made in Spain, como una vía de defensa frente a la competencia de múltiples países, principalmente asiáticos, que inundan los mercados internacionales con productos mucho más económicos, pero eso sí, de menor calidad. Así se lograría salvar un elevado número de empleos. Estas declaraciones tuvieron una gran repercusión, abriendo un arduo debate: ¿Es el proteccionismo una solución válida para la crisis actual?
A partir de este contexto, resulta más que interesante ver cuál es la postura por la que se decantan los miembros de un sector que mueve cifras astronómicas de dinero, alcanzando increíbles volúmenes de facturación año tras año y expandiéndose rápidamente, llegando así a lograr un elevado grado de internacionalización.
Nos referimos al sector de la distribución alimentaria, cuyo volumen de negocio se encuentra concentrado en su mayoría en un número reducido de grandes compañías.
El siguiente Trabajo Final de Carrera, a través de un estudio empírico intentará determinar si las compañías de la gran distribución están desarrollando prácticas que podrían considerarse proteccionistas para hacer frente a la coyuntura económica desfavorable, como por ejemplo, el apoyo al producto autóctono de sus países de origen o la apuesta por la marca de distribuidor entendida como un apoyo a su producción propia y por tanto, una vía de proteccionismo de su negocio.
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