Resumen:
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Consulta en la Biblioteca ETSI Industriales (7524)
[ES] En un contexto de preocupación por asegurar el abastecimiento energético y
preservar el medioambiente, cuando más se habla de cambio climático y de conflictos
armados en los países de origen del petróleo, potenciar ...[+]
[ES] En un contexto de preocupación por asegurar el abastecimiento energético y
preservar el medioambiente, cuando más se habla de cambio climático y de conflictos
armados en los países de origen del petróleo, potenciar las energías renovables se presenta,
si no como la solución al problema, sí como una parte de ella más que justificada y, sin
duda alguna, legítima: la explotación de recursos renovables y el uso de tecnologías
limpias se ha convertido no sólo en objetivo para el mundo empresarial y tecnológico, sino
también, y como consecuencia de la sociedad de la información y del mundo globalizado
(al menos en ciertos aspectos) en el que vivimos, en una reivindicación popular.
Dentro del grupo de energías renovables, la biomasa es uno de los campos si cabe
más multidisciplinar de todos: conlleva unos conocimientos científicos tan amplios como
la física, la química, la biología... y las tecnologías implicadas, como electricidad, térmica,
combustión, etc., más las repercusiones medioambientales, sociales y económicas
asociadas a su explotación ofrecen un abanico tan extenso de áreas de estudio que
cualquier intento de organización y tratamiento de la información resulta, ya desde el
principio, compleja.
Existen tres diferencias fundamentales entre los recursos biomásicos y los
combustibles convencionales. Una, que se trata de recursos esencialmente distribuidos,
tanto geográficamente como por la propia variedad de los mismos, con lo que se encarecen
los costes de aprovisionamiento de recursos y de explotación; es lo que ocurre, por
ejemplo, en un aprovechamiento de residuos de tratamientos selvícolas, pertenecientes
además a especies distintas y por lo tanto con un comportamiento no homogéneo, o bien en
el caso de los residuos agrícolas. Otra, que el contenido energético (por ejemplo, poder
calorífico) por unidad de biomasa y/o de superficie necesaria para la producción del
recurso, lo que podríamos llamar `densidad energética de los recursos¿ y `densidad
energética de la generación de los recursos¿, respectivamente, es muy inferior en el caso de
la biomasa en comparación con los combustibles convencionales. Estos dos factores hacen
de la explotación de la biomasa una actividad cara, muchas veces inviable; por lo tanto, la
optimización de la gestión de los recursos y de la tecnología a emplear puede ser crítica.
Por último, la temporalidad de aquéllos, normalmente asociada a los de tipo agrícola y
forestal, resulta una complicación añadida, pues ha de preverse qué hacer cuando se
reduzca o detenga el flujo de los mismos, determinando si se va a almacenar, parar la
generación o utilizar un recurso distinto.
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