En los años de su existencia (1994-2001) y los 21 números publicados, Banda aparte. Revista de cine – Formas de ver, acogió en sus páginas e hizo propios aquellos discursos que se situaban en los márgenes de lo cinematográfico o del discurso sobre lo cinematográfico que ofrecían las demás revistas de cine en aquel momento. En Banda aparte convivían secciones dedicadas a las prácticas audiovisuales y la cultura mediática con otras centradas en la historia e historiografía de los pre-cines y con aquellas otras que abordaban el cinematógrafo actual. Aglutinar en una publicación que se subtitulaba “revista de cine” todas estas secciones era una opción arriesgada que aunaba en un mismo espacio de escritura los orígenes y la arqueología del cine con las prácticas audiovisuales más radicales y con el cine de autor de aquellos años. Lejos de establecer universos antagónicos, su coexistencia en la misma publicación, más aún, su compenetración, conexión e interpretación, era un rasgo definitorio que indicaba de forma clara la posición ideológica de una revista como Banda aparte.