Resumen:
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Este trabajo de final de grado está compuesto de dos partes, la práctica, que consta de dos series de pinturas, y la teórica realizada a modo de estudio y reflexión sobre las claves de la primera obra. Entre la realización ...[+]
Este trabajo de final de grado está compuesto de dos partes, la práctica, que consta de dos series de pinturas, y la teórica realizada a modo de estudio y reflexión sobre las claves de la primera obra. Entre la realización de ambas, entre la reflexión y la acción, entre la pintura y la escritura se ha establecido una íntima relación, pues se ha realizado simultáneamente, y ambas se han retroalimentado. La obra pictórica aquí presentada supone la culminación de un proceso comenzado en el año 2013 con unas acuarelas. Visto ese proceso retrospectivamente, se observa que las principales claves que lo han regido se concentran en la búsqueda de los aspectos que tradicionalmente definen el arte o pintura formalista: énfasis en el plano formal y minimización de sus posibilidades significantes a favor de cierta literalidad visual; economía formal a favor de la monocromía y la claridad estructural y perceptiva;
principios estructurales de carácter geométrico y racional; ausencia de exacerbadas muestra de autoría y subjetividad (ausencia de registros gestuales); e incluso, cierto efecto de presencia1. Sin embargo, frente a esta inmediatez perceptiva, se propone cierta resistencia al desgaste o agotamiento rápido de la obra mediante el cultivo de sutiles variaciones de las calidades (textura, brillo, opacidad, etc.) de su único color, el negro. Se pretende así mitigar tanto ese agotamiento, como la literalidad visual ya mencionada, a favor de la potenciación de sus posibilidades fruitivas, contemplativas o de evocación sensorial, de una mirada pausada y atenta que favorezca el descubrimiento, el deseo y el deleite.
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