Resumen:
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El proyecto llevado a cabo, engloba un trabajo de experimentación técnica a
caballo entre la fotografía y la pintura. Un diálogo entre los dos lenguajes en el que
se trata un tema tan amplio, abstracto y atrayente como ...[+]
El proyecto llevado a cabo, engloba un trabajo de experimentación técnica a
caballo entre la fotografía y la pintura. Un diálogo entre los dos lenguajes en el que
se trata un tema tan amplio, abstracto y atrayente como es el de la identidad.
Se trata de una serie de diez retratos fotográficos realizados en blanco y negro
pero no revelados de la manera tradicional, sino haciendo partícipe de ello a la
herramienta clave de la pintura: el pincel. Reveladas a brochazos, estas imágenes
simbolizan aquello que nos deja entrever cada persona de sí misma partiendo de “la
frágil belleza contenida en un instante” que se consigue mediante la fotografía.
El objetivo es hacernos pensar en qué hay más allá de lo que aparentamos, de lo
que somos por fuera y dejamos que la gente vea de nosotros. Las imágenes intentan
expresar el alma de un individuo cómo si lo de dentro saliera en forma de explosión
dejándonos ver los detalles ocultos de su persona. Dentro del trabajo también es
importante el color, tomado como la mejor forma de intentar representar algo tan
abstracto, algo intangible pero tan importante como es el estado de ánimo, una
emoción, el alma en si. Por ello, mediante suaves veladuras se cierra el proceso en
el que de una manera poética se trata el tema del retrato y con él, el de la
identidad.
En este proyecto cobra la misma importancia el camino experimental que se ha
trazado técnicamente para llegar al final resultado final como el resultado mismo.
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