Resumen:
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[EN] Nineteenth Century domestic interiors were adapted to private and public needs of the bourgeois
class. The different rooms, their distribution and ornamentation were subjected to the dictates of fashion, but
also ...[+]
[EN] Nineteenth Century domestic interiors were adapted to private and public needs of the bourgeois
class. The different rooms, their distribution and ornamentation were subjected to the dictates of fashion, but
also to the family and social expectations of that time. One of the most outstanding spaces within the home
was the dining room. This was an area where the family could demonstrate their status in society and a place
where its members could meet in privacy. The etiquette manuals and books on decorating gave this room a
male character and this determined its design. However, while gender is also present in the housing of the
19th Century, the boundaries established between the feminine and masculine are not always so clear. Hence,
the interest, value and perhaps also the mystery of a space created for the development of the everyday
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[ES] El interior doméstico del siglo XIX se adaptaba a las necesidades privadas y públicas de la clase burguesa. Las diversas estancias, su distribución y su ornamentación se sometían a los dictados de la moda, pero también ...[+]
[ES] El interior doméstico del siglo XIX se adaptaba a las necesidades privadas y públicas de la clase burguesa. Las diversas estancias, su distribución y su ornamentación se sometían a los dictados de la moda, pero también a unas exigencias familiares y sociales cuidadosamente codificadas. En esta época, uno de los espacios más destacados dentro del hogar será el comedor. Este será un ámbito de representación destacado, donde la familia podrá exhibir su posición dentro de la sociedad, pero también un lugar sus miembros podían reunirse en intimidad. Los manuales normativos y los libros sobre decoración otorgaron a esta habitación un carácter masculino y ello condicionó su diseño. Sin embargo, aunque el género está presente también en la vivienda del Ochocientos, los límites que se establecen entre lo femenino y lo masculino no siempre están tan claros. Ahí el interés, el valor y quizás también el misterio de un espacio creado para el devenir de lo cotidiano. El interior doméstico del siglo XIX se adaptaba a las necesidades privadas y públicas de la clase burguesa. Las diversas estancias, su distribución y su ornamentación se sometían a los dictados de la moda, pero también a unas exigencias familiares y sociales cuidadosamente codificadas. En esta época, uno de los espacios más destacados dentro del hogar será el comedor. Este será un ámbito de representación destacado, donde la familia podrá exhibir su posición dentro de la sociedad, pero también un lugar sus miembros podían reunirse en intimidad. Los manuales normativos y los libros sobre decoración otorgaron a esta habitación un carácter masculino y ello condicionó su diseño. Sin embargo, aunque el género está presente también en la vivienda del Ochocientos, los límites que se establecen entre lo femenino y lo masculino no siempre están tan claros. Ahí el interés, el valor y quizás también el misterio de un espacio creado para el devenir de lo cotidiano.
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