Resumen:
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[EN] The filmic essay has long been subordinated as a distillation of other genres such as
documentaries or literature. Despite the fact that this has laid the foundations on which
to begin to analyze these formats, ...[+]
[EN] The filmic essay has long been subordinated as a distillation of other genres such as
documentaries or literature. Despite the fact that this has laid the foundations on which
to begin to analyze these formats, others have erred in forgetting the audiovisual
character compared to the literary heritage (Lopate, 2007). For this reason, it is
necessary to rethink the nature of this category, which exceeds the classical typologies
due to its capacity for experimentation in forms, as well as its plastic malleability when
working with moving images. This fact is reflected in how it fluctuates narratologically
between fiction, non-fiction and experimentation (Weinrichter, 2007). The critic André
Bazin has been considered one of the first to speak of the possibility of the essayistic in
the cinema (García, 2006), an idea similar to the caméra-stylo proposed by Alexandre
Astruc (Rascaroli, 2017) and coinciding with the same turning point: a representation of
the author's ability to represent himself in favor of an intimate and personal proposal.
That is why, in its own hybrid capacity, it is known as a hyper-gender (Catala, 2005)
capable of exploring the complexities of the rhizomatic relationships of thought,
through the videographic record (Rodriguez, 2011), when facing to the decisions of
structuring the videos (Amiel, 2005). On the other hand, this is possible due to its
unsystematic nature, which provokes dialectical encounters that single out the
discontinuities and, thus, are unified through the ruptures that open up in the assembly
process (Provitina, 2014). Thus, this device has proven to be a critical tool, heretical of
thought (Adorno, 2003), which does not allow itself to be dogmatized when facing the
act of mapping the different visual economies, which are usually based on personal
experiences and their link with their cultural contexts.
Thus, this communication tries to bring together what would be considered an
audiovisual essay and how it would work by exploring the identities reflected on the
montage. For this, different proposals that delve into these paradigms of discursive and
formal experimentation will be taken as a starting point. Therefore, this analysis will be
carried out through pieces that move between video art and the cinematographic
practice of authors such as Dara Birnbaum, María Cañas, the O.R.G.I.A. or Maya Deren.
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[ES] El ensayo fílmico ha sido largamente subordinado como un destilado de otros géneros como el documental o la literatura. A pesar de que ello ha sentado las bases sobre las que comenzar a analizar estos formatos, otros ...[+]
[ES] El ensayo fílmico ha sido largamente subordinado como un destilado de otros géneros como el documental o la literatura. A pesar de que ello ha sentado las bases sobre las que comenzar a analizar estos formatos, otros han errado en olvidar el carácter audiovisual frente a la herencia literaria (Lopate, 2007). Por este motivo, cabe repensar la naturaleza de esta categoría, la cual excede las tipologías clásicas por su capacidad de experimentación en las formas, así como su maleabilidad plástica a la hora de trabajar con las imágenes en movimiento. Este hecho se refleja en cómo fluctúa narratológicamente entre la ficción, la no-ficción y la experimentación (Weinrichter, 2007). Al crítico André Bazin se le ha considerado uno de los primeros en hablar de la posibilidad de lo ensayístico en el cine (García, 2006), idea pareja a la caméra-stylo que proponía Alexandre Astruc (Rascaroli, 2017) y coincidiendo en el mismo punto de inflexión: una representación de la capacidad del autor de representarse en pro de una propuesta íntima y de corte personal. Es por ello, que en su propia capacidad híbrida se le conozca como un hiper-género (Catala, 2005) capaz de explorar las complejidades de las relaciones rizomáticas del pensamiento, mediante el registro videográfico (Rodríguez, 2011), a la hora de enfrentarse a las decisiones de estructuración de los vídeos (Amiel, 2005). Por otro lado, esto es posible debido a su carácter asistemático, lo que provoca encuentros dialécticos que singularizan las discontinuidades y, de ese modo, se unifican mediante las rupturas que se abren en el proceso del montaje (Provitina, 2014). Así pues, este dispositivo ha demostrado ser una herramienta crítica, hereje del pensamiento (Adorno, 2003), que no se deja dogmatizar a la hora de enfrentarse al acto de cartografiar las diferentes economías visuales, las cuales suelen basarse en las experiencias personales y su vinculación con sus contextos culturales. Así pues, esta comunicación trata de acercar qué se consideraría un ensayo audiovisual y cómo funcionaría mediante la exploración de las identidades reflejadas sobre el montaje. Para ello, se tomarán como punto de partida diferentes propuestas que ahonden en estos paradigmas de la experimentación discursiva y formal. Por ende, este análisis se llevará a cabo a través de piezas que se mueven entre el videoarte y la práctica cinematográfica de autoras como Dara Birnbaum, María Cañas, el colectivo O.R.G.I.A. o Florencia Alberti.
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